mi reino se extendera

¿hacia dónde conduce este camino?
Hay muchas huellas de hombres y
caballos." "Conduce a un precipicio
grande que es imposible de cruzar
en carro", me contestó.
"Deseo estar solo, por favor siga a
los demás."
Mientras cabalgaba para reunirme
con ellos en el otro lado, me pareció
ofr y ver lo que para mf es una de
las experiencias más reales de mi
vida. Me parecía ver un concilio en
los Cielos, y me parecía escuchar lo
que ellos hablaban. Escuché el diálogo
con mucho interés. La Primera
Presidencia y el Consejo de los Doce
no habían podido llegar a un acuerdo
en cuanto a quiénes deberían
llenar dos vacantes en el Quorum de
los Doce. Había habido una vacante
por dos años y dos vacantes durante
un año, pero en ninguna de las conferencias
se había podido llenar dichas
vacantes. El Señor estaba presente
en este concilio, y mi padre y
el Profeta José Smith también estaban
ahí. Ellos comentaron que había
sido un error no llenar tales vacantes,y
que probablemente tendrían
que pasar otros seis meses antes de
que pudiera completarse el Quorum.
También hablaron en cuanto
a quienes deseaban ellos que ocuparon
tales posiciones, y decidieron
que la manera de remediar el error
sería enviando una revelación. Se me
dio a saber que el Profeta José Smith
y mi padre mencionaron mi nombre,
y pidieron que yo fuera llamado a
Élder Grant, su primera esposa, Lucy, e hijos,
1887 (por C. R. Savage)
CAPITULO 12
ocupar esa posición. Me senté y lloré
de gozo. Se me dijo que yo no había
hecho nada que me diera derecho a
esta posición exaltada, excepto que
había llevado una vida limpia y pura.
Se me dio a saber que a causa de
que mi padre prácticamente había
sacrificado su vida en lo que fue
conocido como la gran Reforma, por
decirlo así, habiendo sido un mártir
prácticamente, que el Profeta
José Smith y mi padre desearon que
yo ocupara esa posición; fue a causa
de sus fieles obras que fui llamado,
y no por motivo de algo que yo había
hecho. También se me dio a
saber que esto era todo lo que ellos,
el Profeta y mi padre, podían hacer
por mí; desde ese día dependería de
mí y solamente de mí el que yo hiciera
de mi vida un éxito o un fracaso.
..
No podía haber persona más infeliz
que yo, desde octubre de 1882 hasta
febrero de 1883, pero desde ese
día no me ha vuelto a molestar, ni
de noche ni de día, la idea de que yo
no era digno de ser un apóstol, y
no me he preocupado más desde las
últimas palabras que me dijo Joseph
F. Smith antes de morir (en 1918):
"El Señor te bendiga, hijo mío, el
Señor te bendiga; tienes una gran
responsabilidad. Recuerda siempre
que ésta es la obra del Señor y no
de los hombres. El Señor es más
sabio que todo hombre. El sabe a
quién quiere que dirija su Iglesia, y
nunca se equivoca. El Señor te bendiga".
[En Conference Report, abril
de 1941, págs. 4-5.]
Su ministerio
Las contribuciones del presidente Grant
a los miembros de la Iglesia fueron muchas.
El ayudó a fundar el Improvement
Era (el antecesor del Ensign y de New
Era). Dedicó los templos de Hawai,
Alberta, Canadá y el de Arizona. Le
tocó vivir en la época en que los Estados
Unidos se regía por una ley que
prohibía la venta y elaboración de bebidas
alcohólicas, y también vivió cuando
dicha ley fue revocada. Sin embargo,
él siempre predicó valientemente la
Palabra de Sabiduría toda su vida.
Creo sincera y conscientemente que
en lo futuro debemos ser más fieles y
enérgicos de lo que hemos sido en
lo pasado, por temor a las tentaciones
a que se verán expuestos
nuestros jóvenes, y asegurémonos
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Heber J. Grant, 1856-1945
de poner ante ellos ejemplos dignos
de ser imitados, porque el ejemplo
es la mejor manera de predicar en
todo el mundo. Los niños se fijan en
el ejemplo de sus padres, amigos y
maestros. Una ocasión, en uno de
los países del sur, unos misioneros
se detuvieron en casa de un hermano
y oraron con ellos. Uno de los
niños dijo: "Papá, nosotros nunca
oramos, a menos que tengamos
visitas, ¿verdad"? [James J. Wallis,
"President Grant — Defender of the
Word of Wisdom", Improvement
Era, noviembre de 1936, pág. 698].
Quisiera que supieran que si nosotros
como pueblo nunca usáramos ni
una partícula de té, café, tabaco o de
licor, seríamos uno de los pueblos
más ricos de la tierra. ¿Por qué? Porque
tendríamos mentes y cuerpos
más vigorosos; creceríamos espiritualmente;
tendríamos una línea más
directa de comunicación con nuestro
Padre Celestial". [President Heber
J. Grant, "Safeguard", Improvement
Era, febrero de 1941, pág. 73].
Creo sin ninguna duda que hay cientos
y miles de Santos de los Últimos
Días que de no haber obedecido la
Palabra de Sabiduría no estarían
aquí ahora. Pues al obedecer esta
ley, una ley irrevocable de Dios, El
está obligado a derramar las bendiciones
prometidas cuando han contraído
enfermedades graves, y se
han visto en una condición física
crítica, y las bendiciones han llegado