mi reino se extendera
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iñen, y los editores escriben, y las<br />
autoridades analizan y pronostican,<br />
nosotros quebrantamos todas las<br />
leyes del catálogo de Dios. Mientras<br />
los ene<strong>mi</strong>gos <strong>se</strong> infiltran en nuestra<br />
nación para subvertirnos, inti<strong>mi</strong>darnos<br />
y relajarnos, nosotros continuamos<br />
con nuestro concepto destructivo<br />
de que "no puede suceder<br />
aquí".<br />
¡Si solamente creyé<strong>se</strong>mos a los profetas!<br />
Pues ellos han advertido que<br />
si los habitantes de este pafs alguna<br />
vez son reducidos al cautiverio y esclavizados,<br />
"<strong>se</strong>rá por causa de la<br />
iniquidad; porque si abunda la iniquidad,<br />
maldito <strong>se</strong>rá el país" (2 Nefi<br />
1:7). Esta es una tierra que el Señor<br />
ha pre<strong>se</strong>rvado "para un pueblo justo"<br />
(Éter 2:7. Cursiva agregada).<br />
"Y así podemos ver los decretos de<br />
Dios respecto a este país: que es<br />
una tierra de pro<strong>mi</strong>sión; y las gentes<br />
que la po<strong>se</strong>yeren <strong>se</strong>rvirán a Dios, o<br />
<strong>se</strong>rán taladas cuando la plenitud de<br />
su cólera caiga sobre ellas. Y la<br />
plenitud de su ira les sobrevendrá<br />
cuando hayan madurado en la iniquidad."<br />
(Éter 2:9.)<br />
¡Oh, si los hombres escucharan! ¿Por<br />
qué debe haber ceguedad espiritual<br />
en la época de la más esclarecida<br />
visión científica y tecnológica? ¿Por<br />
qué es que los hombres deben depender<br />
de fortificaciones y armamentos<br />
físicos cuando el Dios del<br />
cielo anhela bendecirlos? Un golpe<br />
de su mano omnipotente incapacitaría<br />
a todas las naciones que <strong>se</strong><br />
opusieran, y salvaría a un mundo<br />
aunque estuvie<strong>se</strong> ya agonizando.<br />
Sin embargo, los hombres <strong>se</strong> apar-<br />
E¡ presidente Spencer W. Kimbaíl<br />
CAPITULO 20<br />
tan de Dios y ponen su confianza en<br />
las armas de guerra, en el "brazo de<br />
la carne".<br />
Todo esto continúa a pesar de las<br />
lecciones de la historia. La gran muralla<br />
de China, con sus casi tres <strong>mi</strong>l<br />
kilómetros de muros impenetrables,<br />
su inalcanzable elevación de ocho<br />
metros de altura, sus innumerables<br />
atalayas, cedió el paso ante la traición<br />
del hombre. La línea Maginot<br />
de Francia, esas fortificaciones que<br />
<strong>se</strong> creían <strong>se</strong>r tan fuertes e impenetrables,<br />
el ene<strong>mi</strong>go las flanqueó<br />
como si no existieran.<br />
Los muros de Babilonia eran demasiado<br />
altos para escalarlos, demasiado<br />
gruesos para destrozarlos, demasiado<br />
fuertes para derribarlos,<br />
pero no demasiado profundos para<br />
poder <strong>mi</strong>narlos cuando fracasó el<br />
elemento humano. Cuando los defensores<br />
duermen y los que tienen<br />
el mando quedan incapacitados por<br />
tanto banquete y ebriedad e inmoralidad,<br />
un ene<strong>mi</strong>go invasor puede desviar<br />
un rio de su curso y entrar por<br />
el lecho <strong>mi</strong>smo.<br />
Los muros abruptos sobre las altas<br />
colinas de Jerusalén, desviaron por<br />
un tiempo las flechas y lanzas del<br />
ene<strong>mi</strong>go, las catapultas y los dardos<br />
encendidos de ejércitos sitiadores.<br />
Sin embargo, ni aun así dis<strong>mi</strong>nuyó<br />
la iniquidad; los hombres no aprendieron<br />
las lecciones. El hambre escaló<br />
los muros; la <strong>se</strong>d derribó las<br />
puertas; la inmoralidad, la idolatría,<br />
la incredulidad y aun el canibalismo<br />
anduvieron al acecho hasta que sobrevino<br />
la destrucción.<br />
¿Nos volveremos a Dios por comple<br />
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to alguna vez? El temor cubre al<br />
mundo, que podría estar desahogado<br />
y en paz. En Dios hay protección,<br />
paz, <strong>se</strong>guridad. El ha dicho,<br />
"yo pelearé sus batallas". Sin embargo,<br />
este compro<strong>mi</strong>so tiene valor<br />
con la condición de que <strong>se</strong>amos<br />
fieles. El prometió a los hijos de<br />
Israel:<br />
"Yo daré vuestra lluvia en su tiempo.<br />
La tierra dará de su abundancia y<br />
los árboles su fruto.<br />
Los graneros estarán llenos así en<br />
el tiempo de la <strong>se</strong>mentera como de<br />
la vendi<strong>mi</strong>a.<br />
Comeréis vuestro pan hasta saciaros.<br />
Habitaréis <strong>se</strong>guros en vuestras tierras,<br />
y no habrá quien os espante.<br />
Ni pasará la espada por vuestra<br />
tierra.<br />
Y cinco de vosotros per<strong>se</strong>guiréis a<br />
cien, y una centena de vosotros hará<br />
huir a diez <strong>mi</strong>l." (Véa<strong>se</strong> Lev. 26:4-8.)<br />
En vista de las promesas que Dios<br />
ha hecho referentes a América,<br />
¿quién puede dudar de que El esté<br />
dispuesto a hacer otro tanto por<br />
nosotros, como por Israel en la antigüedad?<br />
De lo contrario, ¿no hemos<br />
de esperar los <strong>mi</strong>smos castigos si<br />
dejamos de <strong>se</strong>rvirle? A Israel <strong>se</strong> le<br />
enumeraron los siguientes:<br />
"La tiera no producirá (tal vez por<br />
causa de la radioactividad o la <strong>se</strong>quía).<br />
Los árboles no darán su fruto ni los<br />
campos la hierba.<br />
Habrá raciona<strong>mi</strong>ento y esca<strong>se</strong>z de<br />
alimentos, y gran hambre.<br />
No habrá quien transite vuestros ca<strong>mi</strong>nos<br />
desiertos.<br />
El hambre entrará rudamente por<br />
vuestras puertas, y el fantasma del<br />
canibalismo os privará de vuestros<br />
hijos, y vuestras virtudes restantes<br />
<strong>se</strong> desintegrarán.<br />
Habrá pestilencias irrestringibles.<br />
Se amontonarán vuestros cuerpos<br />
muertos sobre las cosas materiales<br />
que con tanto afán procurasteis<br />
acumular y salvar.<br />
No os protegeré de vuestros ene<strong>mi</strong>gos.<br />
Aquellos que os aborrecen os gobernarán.<br />
Se infundirá la cobardía en el cora-