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mi reino se extendera

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nosotros, como El, estamos hechos<br />

a imagen y <strong>se</strong>mejanza de Dios. Todos<br />

los hombres y mujeres son hechos<br />

a <strong>se</strong>mejanza del Padre y de la<br />

Madre universal, y son considerados<br />

hijos e hijas literales de la Deidad.<br />

"Dios creó al hombre a su propia<br />

imagen". Esto es tan verdad al hablar<br />

del espíritu como al hablar del cuerpo,<br />

que es el ropaje del espíritu, su<br />

complemento. Los dos juntos constituyen<br />

el alma. El espíritu del hombre<br />

tiene la forma de hombre, y los<br />

espíritus de todas las criaturas o<br />

creaciones tienen <strong>se</strong>mejanza con sus<br />

cuerpos. Esto lo en<strong>se</strong>ñó simplemente<br />

el profeta José S<strong>mi</strong>th (véa<strong>se</strong><br />

D. y C. 77:2).<br />

Aquí encontramos más evidencia<br />

sobre este hecho. Más de <strong>se</strong>tecientos<br />

años antes de que <strong>se</strong> le mostraran a<br />

Moisés todas las cosas pertenecientes<br />

a esta tierra, otro profeta, conocido<br />

por nosotros como el hermano<br />

de Jared, fue favorecido del <strong>mi</strong>smo<br />

modo por el Señor. Aun <strong>se</strong> le per<strong>mi</strong>tió<br />

ver el cuerpo espiritual del ya<br />

preordenado Salvador antes de que<br />

naciera en la carne; y así en forma<br />

y apariencia, Su espíritu era como el<br />

cuerpo de un hombre, tanto así que<br />

el profeta pensó que estaba viendo<br />

a un <strong>se</strong>r de carne y sangre. Primero<br />

vio el dedo del Señor y luego vio<br />

todo su cuerpo espiritual. El Libro<br />

de Mormón dice lo siguiente sobre<br />

esta maravillosa manifestación:<br />

"Y sucedió que cuando el hermano<br />

de Jared hubo pronunciado estas<br />

palabras, he aquí, el Señor extendió<br />

su mano y tocó las piedras, una por<br />

una, con su dedo. Y desapareció el<br />

velo de ante los ojos del hermano de<br />

Jared, y vio el dedo del Señor; y era<br />

como el dedo de un hombre, a <strong>se</strong>mejanza<br />

de carne y sangre; y el hermano<br />

de Jared cayó delante del<br />

Señor, herido de temor.<br />

"Y el Señor vio que el hermano de<br />

Jared había caído al suelo y le dijo:<br />

Levántate, ¿por qué has caído?<br />

"Y respondió al Señor: Vi el dedo<br />

del Señor, y tuve <strong>mi</strong>edo de que me<br />

hirie<strong>se</strong>; porque no sabía que el Señor<br />

tuvie<strong>se</strong> carne y sangre.<br />

"Y el Señor le dijo: A causa de tu fe<br />

has visto que tomaré sobre mí carne<br />

y sangre; y jamás ha venido a mí un<br />

hombre con tan gran fe como la que<br />

tú tienes; porque de no haber sido<br />

CAPITULO 11<br />

así, no hubieras podido ver <strong>mi</strong> dedo.<br />

¿Viste más que esto?<br />

"Y él le contestó: No, Señor, muéstrate<br />

a mí.<br />

"Y él dijo el Señor: ¿Creerás las<br />

palabras que te voy a declarar?<br />

"Y él le respondió: Sí, Señor, sé que<br />

hablas la verdad y no puedes mentir.<br />

"Y cuando hubo pronunciado estas<br />

palabras, he aquí, el Señor <strong>se</strong> le<br />

mostró y dijo: Porque sabes estas<br />

cosas, eres redi<strong>mi</strong>do de la caída; por<br />

tanto eres traído de nuevo a <strong>mi</strong> pre<strong>se</strong>ncia,<br />

y por esta razón me manifiesto<br />

a ti.<br />

"He aquí, yo soy el que fuí preparado<br />

desde la fundación del mundo<br />

para redi<strong>mi</strong>r a <strong>mi</strong> pueblo. He aquí,<br />

soy Jesucristo. Soy el Padre y el<br />

Hijo. En <strong>mi</strong> tendrá luz eternamente<br />

todo el género humano, sí, cuantos<br />

creyeren en <strong>mi</strong> nombre; y llegarán<br />

a <strong>se</strong>r <strong>mi</strong>s hijos y <strong>mi</strong>s hijas.<br />

"Y nunca me he mostrado a los<br />

hombres que he creado, porque<br />

jamás ha creído en mí el hombre,<br />

como tú lo has hecho. ¿Ves como<br />

has sido creado a <strong>mi</strong> propia imagen?<br />

Sí, en el principio todos los hombres<br />

fueron creados a <strong>mi</strong> propia imagen.<br />

"He aquí, este cuerpo que ves ahora,<br />

es el cuerpo de <strong>mi</strong> espíritu; y he<br />

creado al hombre a <strong>se</strong>mejanza del<br />

cuerpo de <strong>mi</strong> espíritu; y así como<br />

me aparezco a ti en el espíritu, apareceré<br />

a <strong>mi</strong> pueblo en la carne"<br />

(Éter 3:6-16).<br />

¿Qué más <strong>se</strong> necesita para convencernos<br />

de que el hombre, tanto en<br />

el cuerpo como en espíritu, es a imagen<br />

y <strong>se</strong>mejanza de Dios, y que Dios<br />

<strong>mi</strong>smo tiene la forma de un hombre?<br />

Cuando el Ser divino cuyo cuerpo<br />

de espíritu vio el hermano de Jared,<br />

tomó sobre sí carne y sangre, apareció<br />

como hombre, "con cuerpo,<br />

partes y pasiones" como los otros<br />

hombres, aunque era superior a<br />

todos ellos porque era Dios, aun el<br />

Hijo de Dios, "y aquél fue Verbo<br />

hecho carne" (Juan 1:14); "Porque<br />

en él habita corporalmente toda la<br />

plenitud de la Deidad" (Col. 2:9).<br />

¿Y por qué no iba a aparecer como<br />

un hombre? Pues esa era la forma<br />

de Su espíritu, y debe tener una envoltura<br />

apropiada, un tabernáculo<br />

apropiado. Vino al mundo como<br />

había prometido que vendría (véa<strong>se</strong><br />

1 Nefi 1:13), tomando el cuerpo de<br />

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un bebé y desarrollándo<strong>se</strong> gradualmente<br />

hasta la plenitud de la estatura<br />

de su espíritu. Vino a la tierra<br />

como el hombre había estado viniendo<br />

desde los siglos, y como el hombre<br />

continúa viniendo desde entonces;<br />

sin embargo, como <strong>se</strong> ha visto,<br />

El fue el único engendrado por Dios<br />

en la carne.<br />

Adán, nuestro gran progenitor, "el<br />

primer hombre", fue como Cristo,<br />

un espíritu preexistente, y como<br />

Cristo tomó sobre sí un cuerpo apropiado,<br />

el cuerpo de un hombre y así<br />

<strong>se</strong> convirtió en un "alma viviente"<br />

(Génesis 2:7). La doctrina de la preexistencia,<br />

revelada con tanta <strong>se</strong>ncillez<br />

en estos últimos días, derrama<br />

un torrente de luz sobre lo que de<br />

otro modo <strong>se</strong>ría considerado el<br />

"<strong>mi</strong>sterioso problema del origen del<br />

hombre". Esta doctrina en<strong>se</strong>ña que<br />

el hombre, como espíritu, fue engendrado<br />

y nació de padres celestiales,<br />

y creció hasta la madurez en las mansiones<br />

del Padre antes de venir a<br />

esta tierra en un cuerpo carnal a<br />

pasar por la experiencia mortal.<br />

Demuestra que todos los hombres<br />

existieron en condición de espíritus<br />

antes de que el hombre existiera en<br />

la carne, y que todos los que han<br />

habitado la tierra desde Adán, han<br />

tomado cuerpos y de esta manera<br />

<strong>se</strong> han convertido en almas vivientes.<br />

Algunos afirman que Adán no fue<br />

el primer hombre sobre la tierra y<br />

dicen que el origen del <strong>se</strong>r humano<br />

deriva de una evolución, de un orden<br />

inferior de la creación animal. Estas,<br />

sin embargo, son teorías de hombres.<br />

La palabra del Señor declara que<br />

Adán fue "el primer hombre de todos<br />

los hombres" (Moisés 1:34) y<br />

que por lo tanto debemos considerarlo<br />

como el primer padre de nuestra<br />

raza. A hermano de Jared <strong>se</strong> le<br />

per<strong>mi</strong>tió ver que todos los hombres<br />

fueron creados a imagen de Dios en<br />

el principio; y ya <strong>se</strong>a que tomemos<br />

esta declaración considerando el<br />

cuerpo o el espíritu o ambos, la idea<br />

nos lleva a la <strong>mi</strong>sma conclusión: El<br />

hombre comenzó su vida como <strong>se</strong>r<br />

humano, a <strong>se</strong>mejanza de nuestro<br />

Padre Celestial.<br />

Es verdad que el cuerpo del hombre<br />

co<strong>mi</strong>enza como un pequeño germen<br />

o embrión que <strong>se</strong> convierte en un<br />

infante, y este tabernáculo es avivado<br />

o recibe en cierto momento la vida

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