Guía Didáctica - cobach
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Colegios de Bachilleres del Estado de la Región Sur-Sureste<br />
<strong>Guía</strong> <strong>Didáctica</strong> de Literatura II<br />
SIERVO: Puede ser… Los recuerdos son lentos en venir.<br />
MENSAJERO: Oh rey, nada te asombre. Yo con prudencia voy a despertarle los recuerdos.<br />
Bien se que tienen la memoria cómo en aquel remoto tiempo en las laderas del<br />
Citerón andábamos juntos, él con sus rebaños y yo con uno. Fue tres veces que pasamos<br />
el estío en esa región, y cada vez, seis meses, desde la primavera hasta el día que inicia<br />
su viaje Arcturus. Cuando llegaba el invierno, él se iba a los apriscos de Layo, y yo me<br />
iba a mis propios rediles. ¿Es así o no, tú, como lo he dicho?<br />
SIERVO: Dices verdad… mas, ¡pasó tanto tiempo!<br />
MENSAJERO: Un paso más ¿recuerdas que en cierta ocasión me diste un niño, para que<br />
yo lo prohijara como mío?<br />
SIERVO: ¿Y eso a qué? ¿A qué fin van tus historias?<br />
MENSAJERO: Ese es el punto. Amiguito, ese niño de entonces… es este rey.<br />
SIERVO: ¡Desgraciado, te callas o te pego!<br />
EDIPO: Anciano, ¡quieto: tus palabras son la que habrían de azotarse, no él!<br />
SIERVO: ¿Qué, oh el mejor de los reyes, en qué te ofendo?<br />
EDIPO: Nada dices del niño por quien te preguntan…<br />
SIERVO: ¡Ese habla sin tino, y además se esfuerza en vano!<br />
EDIPO: ¿No hablas de buena gana? ¡Hablarás entre lágrimas!<br />
SIERVO: ¡Oh por los dioses...! ¿a un viejo hacer violencia?<br />
EDIPO: Pronto. Las manos en la espalda y bien atadas.<br />
SIERVO: ¡Ay desdichado de mí!… ¿por qué?, ¿por qué? ¿Qué es lo que saber quieres?<br />
EDIPO: ¿Le diste el niño de quien se está hablando?<br />
SIERVO: Lo di… ¡mejor me hubiera muerto en ese día!<br />
EDIPO: Pero morirás hoy, si no hablas lo que debes.<br />
SIERVO: ¡Mal por doquiera, si hablo, también muero!<br />
EDIPO: Ese hombre, bien se ve, quiere escabullirse.<br />
SIERVO: No y no. Ya lo digo. Yo lo di. Lo dije ha poco.<br />
EDIPO: ¿De dónde lo tomaste?, ¿era tuyo o ajeno?<br />
SIERVO: Mío ciertamente no: de otro lo recibí.<br />
EDIPO: ¿De qué ciudadano? ¿De qué hogar?<br />
SIERVO: ¡Por lo dioses, oh rey, ya no preguntes más!<br />
EDIPO: Perdido estás, si vuelvo a preguntarlo.<br />
SIERVO: ¡Nació en casa de Layo!<br />
EDIPO: ¿Era un esclavo? ¿Era del rey pariente?<br />
SIERVO: ¡Ay de mí… me abismo en el espanto, si pienso en que lo diga!<br />
EDIPO: Y yo también, si lo oigo. Pero debe oírse.<br />
SIERVO: ¡Se decía que era hijo de él… nadie mejor pudiera declararlo seguro que tu<br />
esposa que está dentro!<br />
EDIPO: ¿Luego ella te lo dio?<br />
SIERVO: ¡Eso, oh rey!<br />
EDIPO: ¿Y para qué fin?<br />
SIERVO: ¡Que yo lo aniquilara!<br />
EDIPO: ¿Al que dio a luz? ¡Infame!<br />
SIERVO: Temerosa de oráculos divinos.<br />
EDIPO: ¿Cuáles?<br />
SIERVO: Se afirmaban que él tenía que dar muerte a su padre.<br />
EDIPO: ¿Por qué?, entonces, ¿lo diste a este anciano?<br />
SIERVO: ¡Me sentí lleno de lástima por el niño, oh rey! Yo tuve la certeza de que él lo llevaría<br />
a su país de donde era. Pero él le salvó la vida. Hizo muy mal. Si eres tú en verdad<br />
el que él dice, ¡sabe que eres el más desdichado de los hombres!<br />
EDIPO: ¡Ay, ay!... ¡Todo resultó verdadero! ¡Oh luz: es la vez última que te miro! Bien<br />
probado quedó que yo soy hijo de quien nacer no debiera. Me uní en nupcias con quien<br />
era ilícito. Y di la muerte al que nunca matar podría.<br />
(Entra fuera de sí al palacio.)<br />
CORIFEO: ¡Ay raza de mortales: nada de vosotros veo sino una nada que vive un instante!<br />
¿Hay algún hombre, hay algún hombre que logre acaso un grado de la felicidad?