Alfabetizar en el primer ciclo - Informe avance '06 - Programa de ...

En esta dimensión, merecen una dedicación y desarrollo particular, los procesos de
evaluación. Entender la evaluación como parte del aprendizaje supone incorporarla de manera
reflexiva en todas las etapas preparando instrumentos adecuados y cuidadosamente diseñados.
5. La dimensión socio comunitaria
La intervención externa
El contacto con instituciones formadoras y dedicadas a la investigación, permite a las
escuelas practicar nuevas miradas y resignificar las prácticas en un flujo de ida y vuelta, que
facilite seguir aprendiendo a la vez que construyendo respuestas siempre parciales y provisorias.
Otra pieza que influye en el armado de la escuela alfabetizadora es la presencia del grupo
de padres de los niños. La comunicación de los principios del Proyecto ayuda a que las familias
comprendan y se involucren desde sus posibilidades a la mística del mismo.
Otras consideraciones
Desde el proyecto imaginamos a estas escuelas amigables con una clara focalización en
las aulas alfabetizadoras, donde la oralidad (conversación) no es desorden ni indisciplina porque
se la está sistematizando con esfuerzo. No se silencian las voces, al contrario, el diálogo permite
capturar lo dialectal y trazar con esas formas tan cotidianas los primeros enunciados
alfabetizadores.
¿Y el libro de lectura qué rol desempeña? Dibujamos con él nuevos trillos, engarces
oportunos y astutos; son un artefacto más al servicio de la oferta alfabetizadora. Así lo están
comprendiendo los docentes:
“En un comienzo, se observa y se siente una cierta resitencia a la aplicación del nuevo
enfoque. Existen ciertas dudas, incertidumbre. Los docentes reconocen la existencia de un
esquema preconcebido y consolidado a través del tiempo. Sus prácticas áulicas que de alguna
manera u otra resultaron se enfrentan con una nueva propuesta: “el enunciado”. Pero el desafío
estaba y se les permitió la libertad de ir incorporando lo nuevo en forma progresiva, sin desechar
lo adquirido. Tuvimos que darnos un tiempo de acomodamiento y reajuste sin perder el rumbo.
Ya se trabajaba con un texto básico, “Papelito”. Esto dificultó el trabajo un poco, porque se tuvo
que ir ensamblándolo a la nueva propuesta. el libro pasó de ser el texto motivador a un soporte
textual más y un recurso de apoyo a la nueva propuesta en esta etapa del UMBRAL” (Informe de
Gladis Quintana, vicedirectora Esc Nº 48)
Esos nuevos caminos se resisten a un método letra a letra, página a página que a veces
entorpece el aprendizaje, a la vez que desnuda el afán curricular editorialista, acto remedial del
maestro cuando no existen propuestas claras que sin embargo lo sostienen ante la ansiedad de
enseñar a leer y escribir al novato ingresante al sistema.
¿Se puede pensar en éstas escuelas cómo modelos posibles de armar?
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