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No. 58 - Revista de Temas Nicaragüenses

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Señor Don Francisco Vijil Granada<br />

Mi estimado amigo<br />

Carta <strong>de</strong> Pablo Hurtado al señor don Francisco Vijil<br />

relativa a la vida y aportes <strong>de</strong>l P. Agustín Vijil.<br />

[Archivo original: IHNCA FVI D 20630065]<br />

Managua, 6 <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1928<br />

Recibí con su apreciable <strong>de</strong> 3 <strong>de</strong>l mes actual el extracto que le pedí sobre la vida <strong>de</strong> padre Vijil.<br />

Mil gracias. Ese trabajo lo agra<strong>de</strong>ceré como cosa <strong>de</strong> gran valor. Ya dije a usted en otra ocasión que<br />

mis padres me enseñaron a amar al padre Vijil cuando él estaba vivo; y <strong>de</strong>spués cuando [supe] lo que<br />

valía, lo he mirado como gloria <strong>de</strong> nuestra patria, gloria tanto más legitima cuanto que la conquistó,<br />

no en el campo <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong>rramando sangre <strong>de</strong> hermanos, si no en la cátedra sagrada combatien-<br />

do los vicios y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nes sociales. Don Eugenio Mendoza persona verídica y formal, libre <strong>de</strong> pre-<br />

juicios ni <strong>de</strong> entusiasmos, [momentáneos], me <strong>de</strong>cía en cierta versión: Allá atrás Masaya estamos tan<br />

infestados <strong>de</strong> mal hechores que no se sentía uno con garantías <strong>de</strong> ir a los barrios, ni aun <strong>de</strong> día por<br />

que era frecuente por todas partes los rodos y los asesinatos. Mas vino el cura el padre Vijil, y fue tan<br />

eficaz su acción moralizadora, tan gran el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su palabra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito, que <strong>de</strong>spués podía<br />

uno circular <strong>de</strong> noche con perfecta garantía, no digamos por los barrios, sino por las afueras <strong>de</strong> la<br />

población. Creo que no hay otro en Nicaragua, sea sacerdote o seglar, que pudo vanagloriarse <strong>de</strong><br />

haber alcanzado semejante triunfo.<br />

En principio no ha habido quien le iguale hasta hoy entre nosotros. Su recto juicio y su fina<br />

ironía daban a su palabra tal precisión que las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> virtud y <strong>de</strong> [juicio] aparecían como relieve pa-<br />

ra hacer “los hombres mejores y para inculcar en el pueblo el amor al bien y nobles y elevados sen-<br />

timientos.<br />

Yo era casi un niño cuando él murió en Teustepe en el año <strong>de</strong> 1867; pero aun recuerdo la con-<br />

sternación que produjo su muerte por todo Chontales. Todos lamentaban aquel triste acontecimien-<br />

to como una <strong>de</strong>sgracia nacional ; y no había quien no tuviera algo bueno que contar <strong>de</strong>l padre Vijil:<br />

este un favor personal; aquel un buen consejo; el uno una reprensión; el otro un aplauso por la obra<br />

meritoria.<br />

Se contaban entonces muchas anécdotas que revelaban el carácter festivo y chispeante <strong>de</strong>l pa-<br />

dre Vijil.<br />

He aquí una <strong>de</strong> ellas:<br />

Habiendo sido llamado a León para que concurriera a un [ capilado], hiso el viaje a caballo,<br />

como era <strong>de</strong> rigor, entonces a compañía únicamente <strong>de</strong> un criado <strong>de</strong> confianza, se hospedaba por la<br />

noche en la casa <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong> mas [ urio ] <strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> había llegado. Luego [ trabando] con-<br />

versación y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> hacienda <strong>de</strong> ganado con sus buenas maneras le <strong>de</strong>cía:<br />

--Señor, me ha llamado mi superior para que concurra a una junta <strong>de</strong> un sacerdote que va a ce-<br />

lebrarse en la semana próxima ¡cómo voy a encontrarme, pobre <strong>de</strong> mí; en medio <strong>de</strong> tantos sabios!<br />

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