No. 58 - Revista de Temas Nicaragüenses
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Una Junta <strong>de</strong> <strong>No</strong>tables nombró Presi<strong>de</strong>nte provisional al Gral. Zavala en lugar <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong><br />
Gobierno, que se consi<strong>de</strong>ró disuelta por el movimiento revolucionario. Esta, en efecto, estabafor-<br />
mada por dos representantes <strong>de</strong>l Dr. Sacasa, quienes habían caído prisioneros en León,por uno <strong>de</strong>l<br />
partido Liberal, que se había levantado en armas, y por dos conservadores, una sola <strong>de</strong> las partes <strong>de</strong><br />
los tres firmaron el pacto <strong>de</strong> Sabana Gran<strong>de</strong><br />
El Gral. Zavala organizó inmediatamente su Gobierno, y nombró al Gral. Vijil, Mayor General <strong>de</strong>l<br />
Ejército.<br />
Casi al tiempo que esto sucedía entraba en Managua el Gral. Avilés en medio <strong>de</strong> las aclama-<br />
ciones <strong>de</strong> la multitud, y el Gral. Montiel se retiraba a Granada.<br />
Señor Dr. don J. Bárcenas Meneses,<br />
Granada.<br />
Mí estimado amigo:<br />
<br />
PABLO HURTADO<br />
Managua, 29 <strong>de</strong> Octubre <strong>de</strong> 1,931.<br />
¡Qué <strong>de</strong>bo hacer! Tengo que doblegarme ante las exigencias <strong>de</strong> un amigo tan bueno y bonda-<br />
doso como Ud. Allí van por escrito mis recuerdos <strong>de</strong> los últimos sucesos <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> la Cuesta,<br />
pero limitados a los que yo vi o me fueron referidos por personas dignas <strong>de</strong> crédito.<br />
El Gral. Salvadoreño don Manuel Rivas había quedado ocupado sus posiciones <strong>de</strong>spuésque el ejérci-<br />
to <strong>de</strong>l Gobierno huyó a la <strong>de</strong>sbandada, y los revolucionarios <strong>de</strong>rrotados se ponían encamino para<br />
León. El había visto con ánimo sereno todo lo que estaba pasando, y se imaginaba, según me lo dijo,<br />
que tal vez los Jefes conservadores, cuando se dieran cuenta <strong>de</strong> los sucesos, tomarían con el ejército<br />
a ocupar las trincheras abandonadas. Por eso, cuando un ayudante<strong>de</strong>l General en Jefe le comunicó la<br />
or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> concentrarse a Managua, contestó, más o menos, en los siguientes términos:<br />
"Diga Ud. al señor Gral. en Jefe, que aquí no queda enemigo a lo vista; y que yo no me con-<br />
centraré mientras él no me lo or<strong>de</strong>ne por escrito".<br />
Esa ar<strong>de</strong>n fue dada, pero según mi criterio; el Gral. Rivas no se había dado cuenta <strong>de</strong> la situa-<br />
ción. Ni los Jefes conservadores, ni nadie, habrían podido contener la <strong>de</strong>sbandada <strong>de</strong>l ejército. Aco-<br />
meter semejante empresa habría sido como trotar <strong>de</strong> impedir que se precipitaran en un recial las<br />
aguas <strong>de</strong> un caudaloso río.<br />
gre.<br />
Los sucesos <strong>de</strong> La Cuesta causarían risa, sino hubieran costado muchas lágrimas y mucha san-<br />
Se pelea duramente; y <strong>de</strong>spués arribos ejércitos combatientes salen en precipitada fuga, huyen-<br />
do el uno <strong>de</strong>l otro.<br />
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