Crisis y contradicciones del ?capitalismo del siglo XXI? - LOR-CI
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Estrategia<br />
Internacional<br />
N° 24<br />
diciembre 2007<br />
enero 2008<br />
44<br />
econoMia<br />
aunque ha permitido recuperar la rentabilidad, no llevó a una expansión como<br />
en el boom de la posguerra, sino a una lucha despiadada por los mercados. De<br />
esta lógica de hierro resulta la búsqueda incesante de fuentes de mano de obra<br />
barata, lo que ha beneficiado particularmente a China transformándola en un<br />
supuesto “nuevo milagro capitalista” (¿alguien se acuerda que antes de la crisis<br />
de 1997-98 este mote era reservado para los NIC como Corea, Taiwán, Hong<br />
Kong o Singapur o los segundos NIC como Malasia, Tailandia e Indonesia?).<br />
Esta misma lógica, a la vez, plantea un gran interrogante sobre la sustentabilidad<br />
de esta nueva división mundial <strong>del</strong> trabajo, a menos que se crea el sueño<br />
sin fundamento de las grandes empresas de que China emerja como una gran<br />
potencia consumidora, algo que muy difícilmente ocurra tanto por razones<br />
internas como externas, al menos en un ritmo que evite potenciales cataclismos<br />
económicos en los próximos lustros. La esperanza de Occidente de que China<br />
se convierta no sólo en una “gran ensambladora mundial” sino también en<br />
un nuevo mercado consumidor que permita reequilibrar la economía internacional,<br />
mantenida durante todos estos años por el crecimiento más allá de<br />
sus posibilidades <strong>del</strong> consumo norteamericano, no resiste la menor prueba.<br />
En otras palabras y generalizando, podríamos definir a los últimos años como<br />
un período floreciente desde el punto de vista de la capacidad <strong>del</strong> sistema para<br />
rentabilizar el capital. Sin embargo, la plusvalía así obtenida tiene cada vez<br />
más dificultades para encontrar espacios de acumulación convenientes. Esto es<br />
reflejo a su vez de una contradicción agudizada entre producción y consumo,<br />
que está recreando en las últimas dos décadas las condiciones de una crisis de<br />
realización. Al estancarse los ingresos de los asalariados declina el poder de<br />
compra y el ritmo de fabricación se desconecta de la capacidad de absorción<br />
de los mercados.<br />
Algunos economistas como Michel Husson hablan de un “equilibrio de<br />
subacumulación”. Dice lo siguiente: “El <strong>capitalismo</strong> contemporáneo es ante<br />
todo un <strong>capitalismo</strong> superexplotador (‘carnívoro’ como diría Aglietta): el incremento<br />
de la tasa de explotación permite el reestablecimiento de la tasa de<br />
ganancia sin generar nuevos lugares de acumulación en la misma proporción.<br />
El consumo de plusvalía permite entonces la reducción de esta diferencia. En<br />
este esquema <strong>del</strong> conjunto, la financierización juega una doble función: pone<br />
en pie una competencia exacerbada, necesaria para sostener la presión hacia el<br />
incremento de la explotación; y establece un modo de repartición adecuado a<br />
las nuevas condiciones de reproducción <strong>del</strong> capital. Así, no se puede caracterizar<br />
al <strong>capitalismo</strong> actual sólo haciendo referencia a la financierización sino que<br />
hay que tener en cuenta un conjunto de elementos para obtener una visión<br />
completa de sus <strong>contradicciones</strong>. La historia concreta da algunas indicaciones<br />
sobre el orden de estos factores: el giro liberal es ante de todo una derrota <strong>del</strong><br />
trabajo por el capital, donde las finanzas fueron la palanca más que un factor<br />
autónomo. El desarrollo posterior de las finanzas fue la forma de consolidar esta