Crisis y contradicciones del ?capitalismo del siglo XXI? - LOR-CI
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Estrategia<br />
Internacional<br />
N° 24<br />
diciembre 2007<br />
enero 2008<br />
58<br />
econoMia<br />
disparidad de las ganancias entre los trabajadores y el capital. ¿Significa esto que<br />
la globalización es un fenómeno inherentemente insostenible? Probablemente<br />
no. Pero sí significa que la fase más desestabilizadora de esta mega tendencia<br />
podría estar al alcance de la mano. Mientras tanto la porción de los ingresos<br />
de la fuerza laboral nunca ha sido más baja. Como al día le sigue la noche, el<br />
péndulo oscilará hacia el otro lado –y lo mismo ocurrirá con el equilibrio entre<br />
los salarios reales y las ganancias de los negocios. Sólo es cuestión de cuándo y<br />
bajo qué circunstancias”.<br />
economía, relaciones interestatales y lucha de clases<br />
En los apartados anteriores hemos analizado la situación de la economía,<br />
la dinámica de las relaciones interestatales y las tensiones que éstas generan en<br />
“la estructura social de la humanidad”.<br />
Profundicemos más este aspecto siguiendo el método de Trotsky que combinaba<br />
en su análisis la economía, las relaciones entre los estados y la lucha<br />
de clases. En otras palabras, cómo los dos primeros elementos de esta relación<br />
dialéctica moldean la lucha de clases (a la vez que ésta interactúa sobre la economía<br />
y la política internacional de los Estados y gobiernos). Esta interrelación<br />
se manifiesta en un aumento de las tendencias guerreristas <strong>del</strong> imperialismo,<br />
principamente norteamericano y de sus aliados, como el Estado de Israel. A<br />
su vez, la fuerte presión de la competencia internacional provoca constantes<br />
ataques al salario y a las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo<br />
a nivel internacional. De esta situación surgen dos tendencias fundamentales<br />
de la lucha de clases en la actualidad: por un lado, las tendencias al enfrentamiento<br />
a las guerras imperialistas, y por el otro, una lenta recomposición <strong>del</strong><br />
movimiento obrero luego <strong>del</strong> retroceso de las décadas pasadas, sobre todo en<br />
algunos países de Latinoamérica pero también en Europa.<br />
La lucha contra la política neoimperialista de los EE.UU. tiene su punto<br />
más alto indudablemente en la resistencia iraquí a las tropas de ocupación,<br />
aunque por el carácter de sus direcciones, no se ha transformado en una verdadera<br />
guerra de liberación nacional que abarque al conjunto de las masas,<br />
independientemente de su religión o etnia. Lejos aún de esta perspectiva, desde<br />
comienzos de 2006 la situación ha adquirido rasgos de guerra civil, empujada<br />
fundamentalmente por la política de “divide y reinarás” de EE.UU. y su socio<br />
británico frente a la impotencia para derrotar esta resistencia con bajos costos.<br />
Pero el enfrentamiento a los planes neoimperialistas no sólo se manifiesta en<br />
Irak, sino en la creciente resistencia en Afganistán, que ha complicado enormemente<br />
a las tropas de ocupación de la OTAN, o en el Medios Oriente, en<br />
la primera derrota en toda su historia <strong>del</strong> poderoso Ejército sionista a manos<br />
<strong>del</strong> Hezbollah en la última guerra <strong>del</strong> Líbano.<br />
La otra forma que adquiere la lucha de clases es la lenta recomposición <strong>del</strong><br />
movimiento obrero, que tiene su expresión más avanzada en América Latina.