COMUNIDADES - Odebrecht Informa
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ños<br />
legar<br />
Maria Bernadete<br />
Moreira, en Pitanga<br />
(BA): “Me siento<br />
responsable”<br />
En Alagoas, en Bahía<br />
y en Sergipe,<br />
comunidades vecinas<br />
al etenoducto y a la<br />
ductovía de Braskem<br />
forman un fascinante<br />
mosaico de religiosidad,<br />
cultura y actividades<br />
económicas<br />
DE LUCHA<br />
Y DE FE<br />
L<br />
a la comunidad de Abobreira, en<br />
el municipio de Teotonio Vilela (Alagoas),<br />
es una aventura a 12 Kms. a<br />
partir de la ciudad. Pero los caminos<br />
tortuosos atraviesan inmensas plantaciones<br />
de caña de azúcar, y el trayecto cambia en<br />
cada cosecha.<br />
En el pasado, Abobreira estaba ubicada en el<br />
medio del bosque: fue una comunidad de esclavos<br />
resguardada por los colonizadores. Pero muchos<br />
esclavos cedieron sus tierras a hacendados. Hoy<br />
día hay otro paisaje. Sin embargo, el acceso sigue<br />
difícil – para los visitantes y las 37 familias prácticamente<br />
aisladas.<br />
¿Cómo viven? Primero, de la agricultura de subsistencia.<br />
Algunos crían gallinas y cabras. En la<br />
época de la cosecha de caña de azúcar, los adultos<br />
se emplean como trabajadores a destajo. En la entrezafra,<br />
permanecen en sus tierras. Y se encuentran<br />
para conversar en la plaza de la comunidad.<br />
Las casas de Abobreira tienen televisor, radio, heladera,<br />
teléfono celular; en algunas, hay motocicletas,<br />
en otras, carros de rueda.<br />
Viejos, jóvenes, niños, no piensan salir de allí.<br />
A no ser para buscar asistencia médica, vender<br />
y comprar productos o ir a una fiesta, porque en<br />
Abobreira no hay fiestas. Prácticamente no se encuentran<br />
vestigios de la cultura del tiempo de los<br />
esclavos.<br />
En esa comunidad está en ejecución una experiencia.<br />
El Instituto Lagoa Viva, apoyado por Braskem,<br />
llevó tres colmenas de abejas uruçú, que no<br />
pican a los tratadores, para que se multipliquen y se<br />
conviertan en una nueva fuente de alimento y renta.<br />
Ademar Ribeiro, 49 años, conductor de camiones,<br />
instaló en su casa una de esas colmenas. Hoy en<br />
día tiene tres. Dividió la primera colmena y compró<br />
una tercera. Cría codornas, pavos, gallinas y tiene<br />
un molino de harina. Hasta preserva en su terreno<br />
un poco de monte nativo. “Hay que saber vivir bien”,<br />
afirma.<br />
informa<br />
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