COMUNIDADES - Odebrecht Informa

foto: Livia Aquino
Soy angoleño
A los 8 años empecé a jugar capoeira,
jugué casi todos los días, de
los 8 a los 18 años, y con los mejores
maestros. Daba clases con
el Maestro Pastinha los jueves y
domingos. A los 73 años, él me enseñaba
con la malicia de las calles.
Era la capoeira de Angola, como se
le conoce. En el juego solía decir:
“soy angoleño”. Por eso, ir a Angola
me resultaba algo lúdico.
En el 2003, fui a trabajar en Angola.
Pero, al llegar me di cuenta
que a ellos les gustan los brasileños,
nos admiran, pero mi fantasía
lúdica no existía. Angola tenía
prisa, recién había salido de una
guerra de 30 años y quería reconstruirse.
Necesitaba realizar obras,
calificar personas y construir una
red social de asistencia. Realizamos
un trabajo magnifico en el terreno
de la salud, de la educación,
de la cultura y, obviamente, de la
ingeniería y construcción. Y seguimos
trabajando.
Personas sabias son
simples porque
aprenden con la vida
Hay tres personas importantes
en mi educación y formación profesional.
En casa, mi padre, Tomé
Couto, pernambucano, fue quien
me transmitió todos sus valores.
Enseguida vino el Maestro Pastinha,
un pintor de paredes que
sacó la capoeira de su marginalidad
y la puso donde está hoy: en
el mundo entero. Y, por último, el
Dr. Norberto Odebrecht, con quién
aprendí mucho a través de sus
enseñanzas transmitidas por los
que fueron sus liderados; sus enseñanzas
me transformaron y me
ayudaron a crecer.
Actualmente, trabajo en las
comunidades y ayudo, también,
a cambiar la vida de la gente,
sea con la educación o con las
obras que realizamos. Eso marca
la diferencia. Es el legado que
dejamos.
Es muy gratificante formar parte
de una Organización que transforma
vidas; una Organización que
nos hace sentir orgullosos y nos
permite contar la historia a nuestros
nietos mañana.
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