ECUADOR - Flacso Andes
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82 te c. ADOk DEBATf<br />
tra el terrorismo hace de ésta una guerra<br />
extraordinariamente singular, que obliga<br />
a un análisis muy detallado de sus<br />
presupuestos, de las modalidades que<br />
adopta y sus alcances. Ya Clausewitz<br />
había concebido la excepcionalidad de<br />
una guerra como la antiterrorista: "si es<br />
verdad que en cierto género de guerras<br />
la política parece borrarse totalmente,<br />
mientras que ocupa el primer plano en<br />
otras, sin embargo se puede afirmar que<br />
una no es menos política que la otra"57<br />
(De la guerra, L. 1, c.l). La aparente paradoja<br />
de la guerra contra el terrorismo<br />
consiste en la deslegitimación política<br />
de los medios empleados y la despolitización<br />
de sus fines, que son de otro orden<br />
al declarado: no politicos sino económicos.<br />
Cuando la violencia de los<br />
medios militares es tan grande los fines<br />
políticos pueden quedar sometidos a la<br />
misma lógica y fuerza de la guerra.<br />
Clausewitz no podía pensar a inicios del<br />
siglo XIX que los fines últimos no fueran<br />
políticos. Hoy sabemos que la razón política<br />
se somete a la económica.<br />
La llamada por Clausewitz "guerra<br />
de exterminio" tiende a la destrucción<br />
no necesariamente física sino política<br />
del enemigo; y por esta razón la mayor<br />
parte de las guerras han sido limitadas y<br />
rara vez han concluido con la exterminación<br />
física del enemigo. El problema<br />
que plantea la actual guerra antiterrorista<br />
es que precisamente SE! orienta menos<br />
a la eliminación del terrorismo y de la<br />
condición terrorista de sus enemigos<br />
que a su física liquidación; con el consiguiente<br />
peligro de que dicha guerra<br />
"se vuelva ilimitada", lo que representa<br />
una contradicción política.<br />
Cuando anuncian la guerra contra el<br />
terrorismo, lo que constituiría una primera<br />
victoria para los terroristas al ser<br />
reconocidos en su condición de enemigos<br />
de una guerra declarada, los EEUU<br />
se apresuran a negar la condición militar<br />
o de soldado, combatiente de una<br />
guerra regular y sujeto a las convenciones<br />
del orden internacional, para llamarlos<br />
"combatientes irregulares" y expulsarlos<br />
fuera de todo orden jurídico.<br />
Por un lado ya no son los terroristas<br />
convencionales de los 70 y 80, que<br />
dentro del Estado-nación se pensaban y<br />
actuaban dentro del paradigma ideológico<br />
de izquierda vs. derecha. El concepto<br />
de la guerra contra el terrorismo<br />
comporta otra confusión de géneros políticos,<br />
puesto que la guerra en su acepción<br />
más clásica y convencional es una<br />
lucha militar, entre ejércitos "regulares"<br />
(nacionales), donde los combatientes se<br />
diferencian de los civiles; se trata por<br />
ello de una lucha institucionalizada<br />
("declarada"), cuyo comienzo y térm i<br />
no, junto con otros procedimientos como<br />
son los prisioneros y las treguas o las<br />
rendiciones y armisticios, están todos<br />
ellos sujetos a procedimientos así mismo<br />
institucionales. Todas estas categorías<br />
bélicas quedan confundidas en la<br />
guerr