VE-05 SEPTIEMBRE 2014
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La danza del chamán<br />
Su rito precisaba de mí, del alma atormentada de tu madre, y aquí<br />
estoy. Todo está preparado y ya resuena el ritmo hipnótico del tantán<br />
por toda la cueva. El chamán comienza a bailar alrededor del altar sobre<br />
el que yace el pútrido cuerpo. Su voz invoca, canta y grita; su espíritu<br />
abandona esta existencia en busca de lo que es nuestro.<br />
Me siento en el suelo, con las piernas encogidas, mientras observo<br />
la sombra de su danza macabra sobre las paredes escarpadas. Saco tu<br />
foto, aquella que te hice el día de tu graduación.<br />
Mi niña, papá me decía: “Tenemos que asumirlo y confiar en que la<br />
policía lo atrape”. Fui paciente. Llevé mi luto por ti con resignación y<br />
esperé a que la justicia me ofreciera la ocasión de mirar a tu asesino a<br />
los ojos, y escupirle a la cara; anhelé el momento en el que oyera de sus<br />
labios pedir clemencia antes de que se pudriera en la cárcel el resto de<br />
su vida.<br />
Y ni eso se nos concedió.<br />
No pude ni ofrecerte su justa condena. En su desenfrenada huida<br />
cuando iba a ser arrestado, su coche se estrelló contra un muro. Murió<br />
rápido, sin castigo, sin dolor.<br />
Una niebla fantasmal se forma sobre el altar, envolviendo al<br />
cuerpo. Ese bendito chamán lo va a conseguir. No puedo imaginar qué<br />
lucha estará librando para recuperar lo que la muerte se llevó sin<br />
derecho.<br />
¡Mi ángel te he fallado tanto! Con su muerte me dijeron que todo<br />
había terminado, que debía rehacer mi vida. Tuve que escuchar las<br />
palabras vacías de psicólogos y hasta de sacerdotes. Para ellos era fácil<br />
pedirme que mirara hacia delante. No habían sentido tus primeros<br />
latidos, no habían visto tu preciosa carita recién salida de mis entrañas.<br />
No podían comprender que no hay consuelo para la muerte de una hija,<br />
ni perdón para su asesino.<br />
19