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VE-05 SEPTIEMBRE 2014

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Había anochecido, cuando por fin se atrevió a salir del agujero. Fue<br />

en busca de su padre. Recorrió la aldea y solo vio ancianos afligidos con<br />

el hedor de la tortura. No le encontró. Entonces supo que se lo habían<br />

llevado. Y encogido por el dolor, lloró toda la noche.<br />

A la mañana siguiente fue a buscar a Martín. Le vio en el huerto,<br />

llevaba el hábito recogido en la cintura, dejando al aire sus blancas y<br />

escuálidas piernas. Al verle soltó el azadón y fue hacia él para abrazarle,<br />

recordando la primera vez que le vio, cuando acababa de perder a su<br />

madre y a su hermanito recién nacido. En aquel entonces solo tenía<br />

cuatro años, pero diez años después volvía a tener la misma tristeza en<br />

la mirada. Le hizo pasar a la casa y le dio un vaso de agua fresca.<br />

- Voy a ir a buscarle – dijo el muchacho con los ojos vidriosos, pero<br />

una autodeterminación férrea.<br />

- Solo no puedes, Rai<br />

- Ayúdeme, por favor – y un nudo en la garganta le impidió exponer<br />

su plan.<br />

Martín se santiguó, le puso una mano en el hombro y con un halo<br />

de resignación, exclamó:<br />

- ¡Que Dios me perdone!<br />

Después de casi treinta años de vestirse solo con el hábito, se sintió<br />

extraño al ponerse camisa y calzones. Y de esta manera pasó a ser un<br />

comerciante con esclavo. Intuía que esto le costaría los hábitos, si es que<br />

salían vivos.<br />

Seis semanas después, sabiendo el paradero de Ulises, embarcaron<br />

rumbo a Carolina del Sur. Subieron al anochecer, cargados con gallinas<br />

en jaulas, y mezclados con el resto de emigrantes, que como ellos,<br />

tenían que pagarse el pasaje y la comida con su trabajo. Aprovechando<br />

la marea se echaron a la mar. Durante muchas semanas, el viaje<br />

transcurrió con la misma tónica. Rai con la mirada perdida no pensaba<br />

nada más que en su padre, evocando su rostro todavía con facilidad.<br />

Tres meses de viaje le hicieron adelgazar, atenuándose las líneas del<br />

miedo y el agotamiento.<br />

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