VE-05 SEPTIEMBRE 2014
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Sin embargo, mantuviste la sonrisa, el mentón alto y el orgullo con que<br />
bailaste para ellos y para mí. Aunque aquella noche los conquistaste con<br />
tu arte —tus giros en el aire, tu gracia—, me convertí en su comidilla. No<br />
aceptaban que yo viviera contigo.<br />
El salir se ha vuelto un acto de soledad, nadie quiere ir conmigo a<br />
ningún lado, mucho menos acompañarme con tu dicha, como cuando<br />
andábamos por las calles, cuando la gente me miraba como a un loco, y<br />
solo porque me reía de tus chistes y ocurrencias, las que me<br />
cuchicheabas al oído, ¿quién podía entender esta relación tuya y mía,<br />
cuando incluso quienes creía mis amigos me habían dado la espalda?<br />
Sé que nada perdura. Deseamos que las cosas se vuelvan<br />
interminables, pese a que luego te hartes de ellas con su monotonía,<br />
como bien me dijiste en tu lecho de muerte. No tuve lo suficiente de ti,<br />
tampoco pude darte más de lo que te entregué. Quise más por ti, para ti,<br />
aunque me gritaras siempre tu felicidad.<br />
Estoy cansado, dichoso. He bailado por horas bajo la luces de<br />
colores, hasta que la vela se hubo consumido. Gracias a ti aprendí que<br />
tengo un pie derecho al lado del izquierdo, y que con ellos puedo saltar,<br />
correr...<br />
La amargura de Alberto ya no me daña, como lo hizo el día en que<br />
partiste, cuando busqué consuelo en sus palabras.<br />
—No era más que una pulga, Joaquín. Recapacita, por el amor de<br />
Dios.<br />
Reconsidero. Ciertamente la locura viste de traje y corbata. Ahora<br />
he de apagar la luz, que está muy oscuro ya.<br />
José Luis Sandin (Valencia)<br />
http://josseluiss.blogspot.com/<br />
84