Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado
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la pieza a que cOITe~pondÍa, estaban ausentes o poselan quizá<br />
la virtud superior deo'alwr aislarse de la halumha general'!<br />
:\0. Eii la salila apenuiibrada pOI' el crepÚsculo, una mujer<br />
pÚlida y IÚnguida cuneaha a un niiío pCljueiio, sentada en lIHl<br />
Inel'edOnl de mimhres, Único lujo de aquella habitaciÓn casi<br />
val'a. Una estrecha cama de hierro esmaltado :'e exliihÍa en<br />
un rilicÓlI, en una casi orfandad de sáhanas y de coldias; un<br />
foglin frío, indicaha que la lumhre no hahÍa reído en d en lodo<br />
el día; dOR silla" y un viejo cofre, tal era el mísero Iluehlaje<br />
dela lriste hahitacilin. La mujer lánglida parecía fatigada;<br />
de rato en ralo camhiaha al niño adormilado de un brazo a<br />
dlro; su rostro, de facciones juveniles, parecía ensoinlirecerse<br />
por nlOllI'ntoR con 1014 loques que llegaban del crepÚsculo. La<br />
niujcr IÚiiguid"a, se lIaniaha Man'ela. Dos año,s anLes, en ia~<br />
fie~tas locas del cal'lwval había encendido en hervores la sang1'('<br />
de las danzarines que seguian el amplio ruedo de su pollera<br />
al ritmo inquietank del tanilior, Tenía cuerpo de ser-<br />
¡¡eiitiii:i v andares cadenciosos; en la lanza, ISU talle sabia do-<br />
LIarse ('_llliO una flor o erguirse como una espiga. Era gracio-<br />
:-,u, por que sí, sin sahel'o élla misma; hija del pueblo, \eiiía<br />
la l'arne prieta y lozana y el color de canela. ;\0 fue su vida,<br />
la viilgar liiRtoria de las muchacha' engaÚadas por :'elioritos Y'<br />
jJor ('hauferes, PrÚdica v cautelosa, se habia unido a un mu-<br />
("(¡adio humilde y puelileril, nacido como ella en el rincÚn de<br />
lllHl provincia inleriorana. Su uniÚn hahía empezado alegremente;<br />
('01 ostentaba la liliisa roja y el InslroRo casco negro de<br />
l)(iiibero; élla era Úgil, tnihaj~Hlora, sahia aplandwr pulera-<br />
IllPnte y ayudaba al iiarido COl! su jornal de alieja infatigahlc<br />
;<br />
pero, un (jia el pito dc alarma SOIH) desesperadamente,<br />
largamente coreado por las sirenas de los otros cuarteles de la<br />
Bomba, los carros blancos cruzaron ra udos las a veni daR mÍentras<br />
la honda eampaiia de plata pregonaba el augurio falal,<br />
l"u(' un díaillolvidahle para la ciudad y para los iiudwchos<br />
de la Bomha que ('xpusierou bravamente sus vidas<br />
por :'ahar la de oÜ'os seres y la haeIenda ajena. <strong>El</strong> marido<br />
de Ylal'('(~la fue iulO de los luchadores; la faena era ruda; tres<br />
('asa" que cl'uiíaii b:i-o la caricia nepitanle deJas llamas; nii-<br />
.iereK, ancianos, niños que huían despavoridos en un clamor<br />
di' aiigustia; maderas que se desgajaban modales, <strong>El</strong> fuego<br />
c('rtel'o y r:'pido lindaba el esfuerzo de un puiiado de hani-<br />
Ll'b. Fu(' ¿. también uno de los caid()s en la brega; inÚtiL,<br />
('on la" piernas rotas, sufriÓ el horror de todos los dolores en<br />
una cama de hospital, mienlras un niilo de pocos meses i.!Utilizaha<br />
a la lIadre para el trabajo de otros tiempos.<br />
. .. ... ... .'. ... ... ". .,'<br />
Si el Inillicio exterior hubiese sido menos intenso, quizÙ<br />
desdc la calle se habrían escuehado las voces que acaban de<br />
roiiper el "ilelH'io ('11 la sala de Mal'cl'la,Esta ya no mece<br />
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