Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado

La logia de Cádiz se reforzó en esta ocasión con la multitud
de masones que, tomando el nombre de sus provincias, asistìeron
i~ aquellas cortes que, la desacreditada junta central,
a quien nadie obedecía, habia convocado en la isla de León.
Esta logia, una de las primeras y má'l importantes de
España por su proximidad a Gibraltar, Riguió acaparando las
miras de Inglaterra, que se sirvió de ella para la destrucción
de nueRtra marina y para minar nuestros cuerpos oficiales.
De origen maRónico y apoyadoR por Inglaterra fueron 10R
movim;entos revolucionarios que durante Riglo y medio se suceden
en nueRtro país y la ReceRiÓn de nuestros territorios de
América.
LA SUBLEV ACION DE RIEGO
Inglaterra y Estados Unidos alentaron la independencia
de nuestraR colonias. En 1820, España había resuelto enviar
a toda prisa un ejército que daría al traste con Pl alzamiento
americano. El levantamiento de Cabeias de San Juan fuc
estudiado y acordado en laR logias, preparándose con extraordinaria
meticulosidad. El judío inglés BenaltoR, banquero de
Gibraltar, provee de fondos y finanza las operaciones de la
masonería española,
Era entonces Cádiz la eiudad masónica por exceleneia, su
logia Lautaro figuraba como filial de la gran logia americana
fundada en Londres por Miranda. A ella estaban imicritos,
entre otros, Mendi:ábal, enlace entre los banqueros de Inglaterra
y los orgr.nizadores de la revolución que estalló en 1820.
DeRtaca también la de Rafael Riego, que había de ¡mblevarse
con el batallón de Asturias. En "Aventuras y deRventuras de
un soldado viejo natural de Boria", de Romualdo Nogués, su
autor escribe: "La sublevación se pagó con dinero que, por
Gibraltar, mandaban los insurgentes de América del Sur",
El pronunciamiento de Cabezas de San Juan fuc un triunfo
pi~ra los americanos, que vieron la culminaciÓn de los deseos
que la masonería les había inculcado. Para Inglaterra. fué un
gran negocio, ya que, inRtalada en Honduras, se haría dueña
del comercio del i~ntiguo imperio españoL. SegÚn frase del
diplomático francés Hide de Neuvile, representaba "un nuevo
Indostán" para la Gran Bretaña.
Los cien mil hijos de San Luis, enviados por la santa
alianza, terminaron con el bienio liberal, volviendo a insta
u-
rarSè el antiguo régimen. Inglaterra, que había apoyado a los
constitucionales, protegió ahora a los emigrados políticos, por
liberales, y a los contrabandistas andaluces, por auxiliares de
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