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Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado

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ai niÙo en la mecedora de minibres, Ahora el nino duenne<br />

fnla caina estrecha; ella 'Se apoya indolente en el mareo de<br />

la puerta que da a la escalera y habla tÍmidamente con un<br />

hombre de edad, bajo, de faz grasienta, que lleva una peqlleña<br />

nialela de piel en la mallO,<br />

<strong>El</strong> gesto de la miijei' indica<br />

cansancio, fatiga; apenas si separa la cabeza del marco en<br />

que se apoya para coiitestar al hOlnbre. Este, parece enardecido<br />

por las pasivas respuestas y api'ieta el cerco de preguntas<br />

n'ipidas y de amenazas vagas. <strong>El</strong>la, a pesar suyo, se va<br />

encendiendo en las respuestas también,<br />

-Usted, señora, piensa que pueda aguardada un día iiliiS '!<br />

Cree lJd. que los dueños de casas fabrican habitaciones para<br />

darlas ti vívir gratuitamente Hace seis meses usted pagaba<br />

irregtilarmeiite y como era inquilina antigua que había sido<br />

puntual, yo fuí condescendiente; pero Iiaee tres meses que<br />

l!3ted no quiere pagar nada y esto es iiipn"iblc! No puedo<br />

aguardar lIll día niás!<br />

La mujer ha abandonado Sll láiiguida posicilin v se verglle<br />

ahora para contestar. Sus respuestas ::.Oll riipí(fas y 'fustigadOl'lw.<br />

u~o quiero, no quiero i~agarle! Yo que he vivido en su<br />

casa tres arios sin dejar de ser puntual; yo que no tengo ni<br />

una prenda que vender porque (odas las he ido eiipciiando<br />

a Ud, mismo, Yo, que hoy, día de caniaval, en que todos estÚn<br />

contentos, no tengo alegda para asoinarm(' al halcÓn ní<br />

hajar a la caUe! Mire, en este mom('nto, va a pasar la reina.<br />

A mí, quÓ me importa Nada, No me impoda nada; no tengo<br />

nada!<br />

<strong>El</strong> homhre de la maleta cambia Ó~hi, de uiia iiiano a la<br />

otra; se acerca a ;\iarceIn, y la aferra por un brazo y le dice:<br />

Bueno, no tiene nada Pue:.; no puedo aguanlarte ni un<br />

día más, sabes Xi un dí a más. Si tu ni al'ido ('stÚ en el 1 hlRpital,<br />

busca acomodo donde lIna amiga, hasta que d salga y<br />

el Cuerpo le pague; pero yo cmblll'go ("sto -- y seiìala con el<br />

gesto, los nÜ"erÒs muebles de In habi tación,<br />

Algo terrible, debiÓ sacudir las recÓnditas fibras de la muchacha,<br />

Salta rápida y agarra al hombre rojo, de la maleta<br />

grasienta, por lus hombros y LU empnja por las escaleras, gritando:<br />

LadrÓn! TÚ que vives cliipando la sangre de los infelices,<br />

me lanzas a la calle, ladrÓn!<br />

Los gritos resuenan bajo el impulso bravío, La inujcr<br />

empuja al hombre escaleras ahajo, hasta llegar a la puerta.<br />

Entonces...... rasgando el aire, como una candente sel'pentina,<br />

en medio del silencio de la Ilultitud galvanizada, la voz ail'ada<br />

repite, salvajemente: -LadrÓn! LadrÓn! LadrÓn!<br />

. '. ... ... ... ". ... ... ... ... ~.. ... ... ..-<br />

48 LOTERIA

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