Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado
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antes de la conquista. Pero asociaba también la ide¡~ de que<br />
no podían ser indios los autores del Cristo que había contemplado.<br />
Y menos explicación encontraba para todo aquello al<br />
recordar la visión de San José, i. Cómo podían los indios esculpir<br />
aquella estatua maravillosa si no conocían 1," historia de la<br />
religión cristiana'! Todo parecía ser un gran misterio. pero<br />
nada le amedrentaba, pues para él, aquello no era nada inexpugnable.<br />
Al impulso hábil de su conductor, el bote entraba rápidamente<br />
a las profundas aguas azulef; de la costa de Búcaro,<br />
al salir de la desembocadura del Río Tonosí. <strong>El</strong> mar estaba<br />
agitado, Impetuosas olas golpeaban los costados de la frágil<br />
barquilla y era preciso sacade agua rápidamente para evitar<br />
el nnifragio, <strong>El</strong> peliftro era inminente. Cada vez se ensoberbecía<br />
más el mar. Hubo un momento de reflexión ante la<br />
tHribie s;tuación, pero antes de que pudieran tomar rumbo<br />
hacia la costa, una gigantesca ola maniobró en su cresta la<br />
:~batida nave como pingüe juguete v la precipitó de golpe hacia<br />
las profundidades del océano, Ni una tabla, ni un tronco;<br />
nada para asidero. Sólo las olas parecían entonar el himno<br />
uerpetuo de la miierte. Jadeante, a punto de desmayarse, logró<br />
salir a nado el hábil remero, sano y salvo a las playas de Búcaro.<br />
Irg'uiéndose luego trabajosamente tornó la vista hacia<br />
el mar, hac;a las playas. Buscó. esperÓ mucho tiempo, llamó<br />
a pulmón abierto. _ nada, G uilJermo Marcké ~;; había esfumado.<br />
Las agitadas aguas del convulsivo océano le habían impuesto<br />
su ley.<br />
Días después, la desconsolada esposa abandonó aquellos<br />
iugares. Los amigos de Cambutal relatan estos hechos al visitante,<br />
y se expresan de esta cueva con cierto temor, Cuando<br />
tienen necesidad de cruzar por esos lugares solitarios de la<br />
costa, prefieren escalar la escabrosa Enjalma. antes de pasar<br />
frente a la cueva. Es para ellos como un templo vedado. Por<br />
eso todos los veranos, cuando con su morado enciende las costas<br />
la flor de los guayacaneR; cuando pasan caravam1S de campesinos<br />
a semanear (1) en laR tierras solitariaR del sur de Veragu¡:,s;<br />
cuando pn t¡empoR de Semana Santa pernoctan en las<br />
playas docenas de familias de Cambutal, Tonosí y Guánico,<br />
101' hombres tornan su mirada hacia el promontorio roca lioso<br />
de la Casa de Piedra y recuerdan con temor, la leyenda del<br />
Cristo de Oro,<br />
i i) Srmanea t.: término que usan los eampesinos o agricultores de la provincia<br />
de Los Santos para sig-nificar los días de la semana que pasarán<br />
tmbajando en la montaña o en alguna finca,<br />
LOTERIA 81