Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado

de acuerdo con los hermanos de varias capitaleR y puebloR que
conveng~n invadir para dar principio a la reacción que eR ya
urgentísima. El viejo hebreo Benoltas, hombre milonario de
esta plaza, queda nombrado por ahora tesorero general de la
orden, .v cuenta ya con un fondo disponible de aoo,ooo pesos
fuertes, que iremos aumentando con los caudales que se eRperan
pronto de nueRtros hermanos de Buenos Aires, Méjico
y Caracas, y de los de Londres, París, Usboa y Nápoles",
"Las primeras de estas expediciones scrán a puntos inme-
(Uatos a esta plaza, en que puedan tener apoyo y los más
prontos socorros. Se harán al mismo tiempo otras en pequeñas
partidas que llamen la atención y extiendan proclamaR, que
circularán profusamente por todas partes nuestros hermanos
de las provincias; difundiendo las Reguridt~des con que contamos
de la protección decidida del Gobierno inglés, que, aparentando
la santa alianza del rey Fernando no mezclarse en
los asuntoR domésticos de la España, tiene tanto interés en
fomentar nuestro sistema en ella para que no se oponga a la
consolidación .Y reconocI'fiento de los gobiernos diRidentes de
la América y sus colonias, de cuya independencia esperan
Lt~ntas ventajaR su vasto comercio y manufacturaR".
DE FERNANDO VII A LA REST AURACION
Cuando en 1824, Fernando VII decretó la disoluciÓn de
todas las logias y exigió la declaración jurada de todos f\US
~,Úbditos de que no pertenecían a la masonería. los masones
emigraron a Londres y a París o encontraron asilo en Gibraltar,
Desde esta plaza, un gru po de refugiados, de acuerdo
con los masones de Andalucía, entraron armados en España,
hacirndose fuertes en Tarifa, de donde huyeron a Africa al
ser Ritiada la plaza por don JORC O'Doneli. Estas expediciones
fueron varias veces repetidas, teniendo como ejemplo la de
Torrijos, que en 1831 fué hecho prisionero en Fuengirola,
La muerte de ¡"ernando VII y la elevación al trono de
1i!abel II procura a los masoncs sobrados motivos para agitar
a los españoles. En lo que resta de siglo, que coincide aproximadamente
con la "paz victoriana", se suceden en Espafía el
reinado de Isabel II, la revolución de 1868. en la que juega
la pla:\a de Gibraltar un papel importante, la restauración de
Alfonso XII y la minoría de Alfonso XIII.
A una época de inmovilidad británica correspondía. pn
contraste, la época de nuestra máxima inquietud.
8i no puede olvidarse que desde 1876, con la primera
rE;pública, el trab~~jo masón se lleva en ERpafía bajo la tutela
del gran Oriente de ¡¡'rancia, durante el período de lucha que
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