Marzo Nº 112 - Biblioteca Virtual El Dorado

hrestilo" o "pepitas de melón guachapaIí". . ., maR no solamente
refulge el pecho de la empol1erada sino su cahellera:
ahi reinan los tembleques.
Se peinÓ el pelo partido por la mitad y formando por 10
rcgular dOR roscas lateralcR con las trem':as, ahí se salpiean
esas selvas altamente luminosas.
Un tembleque al fin cs una vulgar horquilla". de oro
terminada por un vulgar y sI1vORtre gusani1o, , . de oro, rematado
por una flor nada silvcstre: son perlas, amatistas, topacios,
rubíes, zafiroR, esmeraldaR, bri1antes, 10 que Re le ocurra
-o 10 que le alcance- a la bel1a empol1erada, haRta que su
peinado se convierta en fuegos artificiales cristalizados, como
para estremecer el ánima de Madame Le Moyne. . .
Ahora en verdad, por la difusión americana del tembleque
y la forma general del peinado, se podrá probar la
fI1iaeión hiRpana de OROR adornos que por cierto, recuerdan el
aspecto general del arreglo valenciano; en efecto, encontramos
10R tembleques en lugares tan distantes como Chilc v Perú. E'n
Santiago del Nuevo Extremo, en la época de los 'botineR de
terciopelo y de laR basquiñas de raso, oro, "chamclote y faralá",
léaRe siglo XV IIL, lindas chilenas lucían, además de "joyas
toledanas y mariposas de diamantes"... "tembleques en
el peinado"; y el Lima de la Perricholi vio florecer en la cima
de los bucles criol1os, "tembleques y polisoneR" de pedrería, lo
que prueba que si los temblequeR no Ron una invención panameña,
se pueden rech~mar de una larga tradición de riqueza
y buen gusto.
Pero como no todos los dias son fieRta, anotemos también
al cerrar la antigua pollera de diario, que se confeccionaba
con holán de hilo de color o zaraza eRtampad,", y sin puntillas
naturalmente ni guirnaldas ni entredoses; y con camiRa de un
solo cuerpo, eR decir con un solo faralao. Este traje cotidiano,
que todavía se usaba en la época del padre de Don Narciso
Caray, lo había ya descrito en su tiempo el infaltable Monsieur
Le Moyne: "cuando a su vez mi esposa las visitaba ~laR criollas
pan,~meñas ricas- las encontraba. . . con una simple falda
de zaraza, teniendo por única blusa la camisa que se les caía
del modo más alarmante; y sin más calzado que ûn par de
zapdillas para sus pies desnudos". Para salir, acompañaba
este traje un chal de burato negro y calzado negro de cuero
o pana, y entonces sí volvía a adueñarse de las cabezas el
sombrero Panamá bien caladito, Hoy por hoy la pollera de
lujo ya no se lleva más que para fiestas patrias, l'eunioneR de
clubs tradicionalistas o las grandes festividades de Carnav~d;
siendo de notar también la gratÍsima impresión que siempre
70 LOTERIA