Libro_Violencia_vs_mujeres_EdoMex_Feminicidio_Nadia_Mucino
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<strong>Violencia</strong> contra las Mujeres en el<br />
Estado de México<br />
que estar bien para nosotros, para poder apoyarle a ella, más que nada fue por,<br />
porque nosotros teníamos que estar bien, no nos teníamos que poner tristes para<br />
que ella se pudiera mover o hacer lo que tenía que hacer…” (Viviana)<br />
Entre todas las nuevas tareas que María Antonia debió asumir a partir del feminicidio<br />
de su hija, la vida cotidiana de ella y su familia sufrió un cambio radical,<br />
situación que también movilizó sus sentimientos de culpa por el menor tiempo<br />
que pudo dedicarle a sus hijos y nietos, las responsabilidades que debieron asumir<br />
otros miembros de la familia, especialmente su hija Viviana.<br />
“…los dejé, los dejé mucho, los, pues, los descuidé, descuidé los hijos… demandaban<br />
atención mis hijos, los nietos y, pues, creo que no los atendí como debía la verdad<br />
¿no, ni a mis hijos ni a los nietos, como que a mí se me centró la, o sea, mi vida, en<br />
irme a la procuraduría, en buscar justicia…<br />
“…creo que con Viviana, pues, a lo mejor le cargué mucho la mano, ella se responsabilizó<br />
de una obligación que no, que, pues, estaba muy joven ¿no, para hacerse<br />
de una obligación, bueno, no una obligación, una obligación compartida pero estaba<br />
muy joven, ella también tenía un, un futuro…”<br />
Este escenario fue generando en María Antonia un complejo proceso de duelo alterado<br />
en que, además de no contar con los espacios ni las condiciones adecuadas<br />
para trabajar la pérdida y elaborar su sufrimiento, ella misma ha preferido reprimirlo<br />
y vivirlo de manera parcelada y en privado mientras no se logre justicia en<br />
el caso —pues, según el relato de su hija Viviana, tiende a pensar que si realiza el<br />
trabajo de duelo perderá la fuerza e impulso para continuar luchando—; a esto se<br />
sumaron, además, las rabias, las culpas, lo abrupto y traumático del feminicidio de<br />
<strong>Nadia</strong>, así como la extrema violencia con que se llevaron a cabo los hechos.<br />
“…por eso mi mamá no quiere tener terapia, porque si ella está más tranquila y<br />
llega a tener paz ya no le importaría si, si hay justicia o no… eso es lo que es, por<br />
eso nunca ha querido, le han dicho muchas veces y todo eso pero, pero se le va a<br />
quitar el coraje y ya no va a querer seguir…”<br />
Las distintas situaciones que se fueron dando después, durante las investigaciones,<br />
constituyeron otro importante elemento que ha contribuido a alterar este<br />
proceso de duelo, aumentando el sufrimiento psico-emocional de la madre de<br />
<strong>Nadia</strong>, los sentimientos de impotencia, enojo, desprotección y aislamiento; en<br />
este sentido, no sólo el tiempo que ha invertido María Antonia en las distintas<br />
diligencias ha representado un desgaste sino que, más aún, fue y sigue siendo la<br />
respuesta indiferente, misógina y negligente de las distintas autoridades y el entorno<br />
social, las mentiras sostenidas por los funcionarios públicos implicados,<br />
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