Libro_Violencia_vs_mujeres_EdoMex_Feminicidio_Nadia_Mucino
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Informe de Impacto Psicosocial del <strong>Feminicidio</strong> de<br />
<strong>Nadia</strong> Alejandra Muciño Márquez<br />
chos y retomar el control de sus propias vidas en la medida que existan factores<br />
como la validación social e institucional de la victimización sufrida, la vivencia<br />
de otras experiencias vitales resignificantes como, por ejemplo, un embarazo,<br />
la formación de una pareja, etc., o elementos que permitan a las personas hacer<br />
análisis más integrales desde lo cultural, lo histórico, lo político, lo espiritual,<br />
etc. (Martín-Baró, 1990; Beristain, 2010).<br />
Frente a esto, múltiples especialistas han comenzado a hablar de un crecimiento<br />
postraumático que, según lo propuesto por Calhoun y Tedeschi (1999<br />
y 2001 en Acero Rodríguez, 2007), hace referencia, precisamente, al cambio<br />
positivo que puede experimentar un individuo o grupo como resultado del proceso<br />
de lucha que se ve forzado a emprender a partir de la vivencia de sucesos<br />
críticos; este crecimiento no significa que no exista una afectación ni implica la<br />
eliminación de las emociones “negativas” como el estrés, el dolor o el sufrimiento,<br />
sino que, al contrario, coexiste y se origina a partir de éstas y en los diversos<br />
procesos que emergen para su enfrentamiento (Vera Poseck y cols., 2006 en<br />
Acero Rodríguez, 2007).<br />
Entre los diversos crecimientos que se han observado, y al igual que sucede en<br />
el daño, los autores han identificado tres niveles: 1) cambios positivos en torno<br />
al sí mismo, pues se van desarrollando una serie de capacidades que nunca se<br />
pensó tener (como las <strong>mujeres</strong> que, aun en contextos de violencia, protegen a<br />
sus hijos u otros familiares violentados o los familiares de víctimas de feminicidio<br />
que han sostenido una importante lucha contra la injusticia y la impunidad<br />
a través de la denuncia y procesos legales, etc.); 2) cambios en sus relaciones<br />
interpersonales (despertando sentimientos de empatía y aumentando la sensibilidad<br />
a partir de lo vivido o fortaleciendo los vínculos y las redes sociales); y<br />
3) cambios en la forma de ver y posicionarse en el mundo (transformando ideas<br />
y concepciones, valores, fortaleciendo el compromiso social/político, la espiritualidad,<br />
etc.) (Acero Rodríguez, 2007).<br />
Ahora bien, dentro de estos cambios y crecimientos postraumáticos se logra<br />
ya apreciar una serie de recursos y formas de afrontamiento, tanto en forma<br />
individual como colectiva, de las cuales se expondrán a continuación algunas de<br />
las más importantes, entendiendo que esto es sólo una muestra de las diversas<br />
maneras en que las personas y grupos enfrentan situaciones de crisis como la<br />
violencia:<br />
La búsqueda de sentido, sea que lleve a significaciones positivas o negativas,<br />
emerge como una primera e importante forma de afrontamiento, constituyendo<br />
tanto una necesidad como una respuesta automática del ser humano frente a<br />
CMDPDH<br />
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