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Capítulo 9<br />

Informe Europeo sobre el Desarrollo de 2009<br />

Los acuerdos comerciales regionales pueden permitir a los países africanos lograr economías de escala, mejorar la competitividad doméstica,<br />

incrementar la rentabilidad de las inversiones y atraer IDE; todo ello conduce a la transferencia de conocimientos y al crecimiento económico.<br />

Los acuerdos regionales también podrían permitir a las economías agrupar sus recursos para la realización conjunta de proyectos estructurales<br />

y, de este modo, interiorizar los efectos regionales transnacionales de tales inversiones. 16 Además, podrían dar a los pequeños países africanos<br />

más fuerza a la hora de negociar acuerdos con otros bloques comerciales o socios privados.<br />

Si nos fijamos en las economías de escala en la prestación de servicios de seguridad y otros bienes públicos, y en la producción de<br />

los bienes privados no comerciales, se podría aducir que el estado típico africano es demasiado pequeño. 17 La teoría estándar sobre<br />

interiorización sugiere que tanto el suministro de bienes públicos regionales (como el transporte transnacional y las infraestructuras<br />

de red) y la regulación de los elementos negativos públicos regionales (como las carreras armamentísticas vecinales, la difusión de<br />

epidemias y la inseguridad fronteriza) se consiguen mejor por medio de acuerdos intraafricanos.<br />

Los acuerdos de integración regional también pueden ser herramientas para la construcción de instituciones. Pueden ayudar a<br />

amarrar las reformas políticas mediante la creación de dispositivos de compromiso, algo que cobra especial relevancia para los<br />

Estados con una capacidad de compromiso doméstico debilitada. Pasar a formar parte de un bloque comercial con normas de<br />

conjunto sólidas puede ayudar a anclar las reformas democráticas y centrar la credibilidad en los países miembros.<br />

Hasta ahora, el éxito del enfoque de la integración regional en África subsahariana ha sido limitado. Exigir el cumplimiento de las<br />

reglas puede ser problemático, por no mencionar la ambigüedad asociada al liderazgo regional. A causa de la mala gobernanza,<br />

de la debilidad de las estructuras institucionales nacionales y de la ausencia de volunta política, a menudo la aplicación de las<br />

políticas regionales ha sido deficiente. Los efectos económicos de los acuerdos comerciales han resultado ser algo decepcionantes.<br />

Por su parte, la integración regional del poder político ha quedado especialmente relegada, de tal forma que se ha devuelto poco<br />

poder a las organizaciones regionales. 18 La inseguridad y la fragilidad presentan desafíos para una integración regional eficaz. 19<br />

No se puede olvidar que la lógica inicial en que se basa el regionalismo político en África se sustenta en una intensa conexión con<br />

la soberanía del Estado y el principio de no interferencia. 20<br />

La creación de la Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África (NEPAD) refleja intentos más recientes de “combinar la<br />

soberanía” a fin de mejorar la gobernanza a través del Mecanismo Africano de Evaluación Interpares. Se trata de avances recientes<br />

coherentes con una visión que reconoce tanto la importancia de las interdependencias regionales (que dan lugar a la creación de<br />

polos de fragilidad) 21 como el fracaso de un enfoque del <strong>desarrollo</strong> de capacidades puramente “centrado en el Estado” (al estilo<br />

europeo). 22 Estos procesos de construcción de la gobernanza cuya dirección se asume desde la región deben hacerse más extensivos,<br />

a fin de respaldar la construcción del Estado en los países débiles (recuadro 9.4).<br />

Recuadro 9.4: El dilema del liderazgo y la hegemonía en la construcción de la gobernanza<br />

dirigida desde la región<br />

Las consideraciones teóricas indican que la probabilidad de que la construcción de la gobernanza dirigida desde la región sea<br />

más eficaz aumenta cuando el acuerdo incluye a socios importantes más creíbles respecto de la exigencia de cumplimiento<br />

de las reglas del bloque que, por consiguiente, constituyen mejores pilares para la construcción de las instituciones políticas.<br />

Al mismo tiempo, esta exigencia de cumplimiento de las reglas debe proceder de las propias reglas. Los grandes socios no<br />

deben utilizar su capacidad superior (y creíble) de exigencia del cumplimiento con fines hegemónicos ni oportunistas. Esto<br />

introduce un dilema político importante, porque las características que permiten a un socio importante exigir el cumplimiento<br />

de las reglas del bloque también pueden promover su hegemonía. Esta ambigüedad puede generar desconfianza en el bloque<br />

y limitar la eficacia del sistema basado en reglas.<br />

En África, esta situación se refleja en los dos acuerdos regionales con socios dominantes: la Comunidad Económica de los<br />

Estados de África Occidental (CEEAO) con Nigeria, y la Comunidad de <strong>desarrollo</strong> de África Austral (SADC), con Sudáfrica.<br />

La existencia de un agente principal en la región ha estimulado un cierto grado de liderazgo que ha permitido llevar a<br />

16<br />

Consulte Collier, 2006. UNCTAD (2009), por ejemplo, mantiene que la cooperación regional debe centrarse en el <strong>desarrollo</strong> de infraestructuras y destaca los<br />

beneficios de las infraestructuras conjuntas; en África oriental, el ferrocarril era un medio de transporte de gestión regional y relativamente barato, que unía<br />

Uganda con el océano a través de Kenia. Esto cambió en 1977 cuando la compañía East African Railways se dividió en segmentos nacionales gestionados<br />

por cada país. Esta división redujo la eficacia del ferrocarril, al introducir costes de administración, mantenimiento, controles fronterizos y otros gastos de<br />

coordinación; p. 41.<br />

17<br />

Collier, 2006.<br />

18<br />

Yang y Gupta, 2005.<br />

19<br />

UNECA, 2006; Fanta, 2008.<br />

20<br />

Gandois, 2005.<br />

21<br />

UNECA, 2004.<br />

22<br />

Kaplan, 2006.<br />

136

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