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SOBRE<br />
Informe Europeo sobre el Desarrollo de 2009<br />
Causas históricas de la fragilidad estatal<br />
El tamaño del asentamiento directo en las colonias no es el único factor importante: también influye el sistema de gobierno colonial. 46<br />
Un estudio sobre 30 colonias británicas, la mitad de ellas en África subsahariana, pone a prueba la hipótesis de que el gobierno colonial<br />
indirecto fue perjudicial para el <strong>desarrollo</strong> institucional en la época posterior a la independencia. La extensión del indirect rule, que se define<br />
como “el número de casos judiciales tradicionales colonialmente reconocido sobre el número total de casos judiciales en 1955”, tiene una<br />
considerable influencia en varias medidas de la calidad institucional, como la eficacia burocrática, la carga reguladora del Estado, el Estado<br />
de Derecho y la ausencia de corrupción gubernamental. 47 A pesar de que este estudio se limita a las antiguas colonias británicas, se ajusta<br />
a los argumentos que habíamos avanzado sobre la herencia negativa del indirect rule en África subsahariana.<br />
Hasta ahora hemos respaldado la idea de que el período colonial desempeñó un papel importante en el establecimiento de las bases<br />
de la fragilidad de las instituciones estatales en África subsahariana. Incluso se puede afirmar que estos argumentos refuerzan una<br />
interpretación específica de la fragilidad estatal en África: los Estados de la región fracasaron antes de su formación. 48 De hecho, “existe<br />
una evidencia aplastante: la mayoría de los Estados africanos fracasados no se parecieron ni remotamente al sistema de gobierno<br />
occidental ideal en ningún momento de la era poscolonial”. 49 Por esta razón, el término Estado fallido (que con frecuencia se emplea<br />
en lugar del término Estado frágil sin una diferencia clara en su significado) puede resultar muy confuso. 50 La fragilidad estatal se ha<br />
contagiado recientemente a países de la zona que durante mucho tiempo fueron considerados buenos ejemplos de <strong>desarrollo</strong> económico<br />
e institucional, como por ejemplo Costa de Marfil y Zimbabue. Sin embargo, no se puede negar que la fragilidad estatal (muy persistente<br />
en el tiempo) se manifiesta sobre todo en países que nunca han disfrutado de unas instituciones estatales efectivas.<br />
Pese a ello, es justo afirmar que esta observación encaja en un rompecabezas que guarda relación con la brevedad del gobierno<br />
colonial europeo. Aunque no se debe menospreciar la importancia de la herencia colonial para el <strong>desarrollo</strong> institucional de los<br />
Estados poscoloniales, cabe analizar si el gobierno colonial interactuó con algunos factores previos más profundos, y de ser así,<br />
cómo lo hizo.<br />
Herbst (2000) convincentemente argumentaba que, durante décadas, el alcance del poder colonial en África subsahariana fue poco<br />
más que teórico. La Conferencia de Berlín “permitió a los europeos conquistar África con el menor control posible”. 51 “En 1939, el<br />
comisionado de distrito británico medio se responsabilizaba, junto con su personal africano, de un área que casi tenía el tamaño<br />
de Gales. Entonces, el gobierno de los cerca de 43 millones de habitantes de África Tropical Británica requería un total de 1 223<br />
administradores y 938 policías. Del mismo modo, 3 660 funcionarios gobernaban a 15 millones de africanos en África Occidental<br />
Francesa, 887 hacían lo propio con 3,2 millones de personas en África Ecuatorial Francesa, y 2 384 gobernaban los 9,4 millones de<br />
habitantes del Congo Belga en 1938”. 52<br />
Estas cifras evidencian la reducida capacidad de los Estados coloniales para extender su autoridad administrativa sobre los vastos<br />
territorios que debían controlar. El escaso <strong>desarrollo</strong> de las carreteras durante la era colonial, sumado al reducido número de<br />
personal administrativo, constituía un serio hándicap para este cometido.<br />
¿Por qué las potencias coloniales no optaron por consolidar su control de África subsahariana La razón más convincente tiene que<br />
ver con la capacidad, y no con la voluntad. El reto que África subsahariana planteaba a los países europeos no difería de aquel al<br />
que se enfrentaron los “gobernantes precoloniales africanos que durante siglos habían luchado por extender su poder”. 53 Según el<br />
autor, “el problema fundamental al que se enfrentan quienes tratan de construir un Estado en África, ya sean los reyes precoloniales,<br />
los gobernadores coloniales o los presidentes en la etapa de independencia, es proyectar su autoridad sobre territorios inhóspitos<br />
que contienen una densidad de población relativamente baja”. 54<br />
Según este argumento, no habría sido realista esperar que en tan sólo unas décadas los países europeos hubiesen consolidado<br />
instituciones estatales en territorios donde los gobernantes precoloniales no lo habían conseguido, o ni siquiera lo habían intentado, en<br />
mucho tiempo. Algunas características de los Estados coloniales pueden asociarse no sólo a los Estados posteriores a la independencia,<br />
sino también a los rasgos de las entidades políticas en la era precolonial. Esto hace pensar que existe una dependencia del camino y una<br />
persistencia del <strong>desarrollo</strong> institucional todavía más fuertes en la región. La desvinculación entre los gobernantes y la sociedad se reflejó<br />
en lo que Herbst (2000) denominó “la primacía de la salida” una vez que ya no se podían conciliar los intereses de los gobernantes y<br />
algunos grupos sociales. La salida adoptó la forma de movilidad, ya que “la migración para escapar de los problemas sociales o políticos<br />
46<br />
Lange, 2004; Acemoglu et al., 2001.<br />
47<br />
Lange, 2004.<br />
48<br />
Anderson, 2004, cita en Englebert y Tull, 2008.<br />
49<br />
Englebert y Tull, 2008, p. 111.<br />
50<br />
Cammack et al., 2006.<br />
51<br />
Herbst, 2000, p. 72.<br />
52<br />
Herbst, 2000, p. 78.<br />
53<br />
Herbst, 2000, p. 35.<br />
54<br />
Herbst, 2000, p. 11.<br />
55<br />
INFORME EUROPEO<br />
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