Formación Espiritual - USA / Canada Region
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Lección 9: Santificación: El peregrinaje transformador<br />
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Con una sonrisa en su rostro Asmodeus murmuró.<br />
“Quítame estas cadenas, dame tu anillo que lleva el<br />
nombre secreto de Dios y gustosamente te mostraré el<br />
secreto de mi poder”.<br />
El sabio de los sabios, Salomón estuvo de acuerdo.<br />
Rápidamente quitó las cadenas al demonio y le dio en<br />
la palma de la mano de Asmodeus el anillo que tenía el<br />
nombre secreto de Dios. “Cumple tu palabra”, le dijo:<br />
“muéstrame el secreto de tu poder”.<br />
Piensa en esto: muchos de nuestros viajes por el<br />
desierto comienzan cuando tratamos de hacer un trato<br />
con el diablo. Quizá pienses que puedes ser cristiano y<br />
alimentar un pecado secreto. Un camino largo y árido<br />
quizá te espera.<br />
Aplicación: Muchos de los viajes<br />
al desierto comienzan cuando<br />
tratamos de negociar con el Diablo.<br />
Quizá pienses que puedes ser un<br />
cristiano y a la vez alimentar un<br />
pecado en secreto. Un largo<br />
desierto te esperará.<br />
Piensa en esto: en algún momento de nuestro viaje de<br />
transformación hemos visto honestamente lo que<br />
realmente somos. Eso da miedo.<br />
Perdido en el desierto<br />
Aplicación: En algún momento de<br />
nuestro viaje a la transformación<br />
disimuladamente veamos lo que<br />
realmente somos. Eso puede ser<br />
espantoso.<br />
Piensa en esto: esta es una historia divertida, pero no<br />
tomes a Satanás fácilmente. Si aún Salomón siendo el<br />
sabio de los sabios, fue engañado, ¿cuánto más tú y<br />
yo<br />
Perdido en el desierto. Salomón vagó por el desierto,<br />
con el hambre en el desierto tuvo que pedir pan para<br />
sobrevivir. Enflaquecido, sucio, y andrajoso. A aquellos<br />
que lo veían les decía lastimosamente, “Yo soy<br />
Salomón. Yo era rey en Jerusalén”. Pero los niños se<br />
burlaban de él y le echaban los perros al viejo<br />
limosnero.<br />
Un día Salomón llegó a una poza de agua y viendo en<br />
ella se vio reflejado. Se espantó de su propia imagen.<br />
Lo que vio reflejado en el agua era un hombre loco,<br />
hambriento y limosnero, aunque técnicamente era el<br />
rey, pero era una imagen espantosa. No se veía la<br />
realeza, la nobleza, el aire de realeza, no había corona,<br />
y no había anillo que llevara el nombre secreto de<br />
Dios. En voz alta gritó “yo soy Salomón, era rey en<br />
Jerusalén”, temblaba al escuchar el eco de esa<br />
palabras vacías que regresaban a él en ese valle<br />
solitario.<br />
Por muchos años Salomón vagó, desprovisto,<br />
hambriento, tratando de encontrar el camino de<br />
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©2002, Nazarene Publishing House 9-11