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¿Cómo construir el ESTADO COMUNAL?
3.8 EFICIENCIA O NADA:
VENCER LA CORRUPCIÓN
¿Hacer eficiente cuál modelo? Escuchamos muy frecuentemente a funcionarios
y hasta cuadros revolucionarios de primera línea plantear el problema
de la eficiencia, así no más, sin otro elemento que cualifique ese concepto.
Es como decirle a alguien “maneja mejor y no cometas infracciones en la
carretera”; pero sin saber a dónde se dirige. A la revolución no le sirve hacer
más eficiente un aparato estatal que no está claramente orientado a construir
el socialismo. Hasta ahora se pudo tolerar cierto grado de distracción en
interpretar las metas y los objetivos de la Revolución; pero ya la condición
histórica de nuestro experimento social, el Proyecto Bolivariano, no puede
aceptar más demora en la conversión de las dinámicas propias del aparato
estatal para alinearlas con la construcción del socialismo. La tarea tiene una
punta por donde agarrar el ovillo, se trata del Plan de la Patria. Cada institución
debe hacerse dos preguntas por lo menos ¿Cómo contribuimos a la
creación y fortalecimiento de las 3.000 comunas establecidas en el Plan de
la Patria? Y la otra, ¿Cómo hacemos para aplicar la Ley Orgánica para la
Gestión Comunitaria de Competencias, Servicios y Atribuciones?, es decir,
transferir el poder al pueblo. De allí en adelante, con la participación plena
del pueblo, la tarea cobrará total sentido y pertinencia.
Por otro lado se han comenzado a sentir manifestaciones claras de combate
a la corrupción, este vector debe ser parte fundamental de la agenda política
en todos los niveles, incluyendo el poder comunal. No solamente enfocados
en la aplicación de la justicia, que ya es bastante, sino como factor de
eficiencia y eficacia, porque la corrupción además de los elementos éticos y
morales involucrados en ella, es un factor determinante en el fracaso de los
experimentos socialistas en la historia de la humanidad, como distractora
de recursos públicos y vector reaccionario y contrarevolucionario de gran
peso. Para no lamentar la ausencia de un paredón de fusilamiento, la justicia
debe operar al máximo, siempre apuntalada por la contraloría social.
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