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exportado - Diseño Gráfico Ribeiro

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do su colaboración para alcanzar sus propósitos en lo quefuese de su competencia.Es fácil advertir las diferencias de ese procedimientopolítico con los llamados “diálogos sociales” o “acuerdosmarco” que se experimentaron en nuestro país y con los“Consejos” o “Foros Consultivos” que se institucionalizaroncon atribuciones no vinculantes en la propia Españay en otras numerosas experiencias en Europa y Latinoamérica.Los problemas sociales y laborales no pueden ser resueltossólo con acuerdos de cúpulas entre los sectoresempresarios y sindicales, si previamente no existe elcompromiso sincero de los representantes políticos quelos sustenten.¿Qué temas desafían en este momento a cualquiergestión de gobierno?Por orden de importancia podríamos citar primero a lafalta de calidad institucional que se arrastra desde hacemuchas décadas.Mal podríamos obtener un compromiso político sin unfuncionamiento adecuado del estado de derecho.El régimen electoral y los partidos políticos, por su lado,no gozan de buena salud. Basta con advertir que lamayoría de los candidatos a cargos electivos no surgen deprocedimientos estatutarios.Sin esa base fundamental del sistema democrático y deun eficaz régimen representativo como exige la ConstituciónNacional, no hay forma de seguir los pasos para unacuerdo básico como el alcanzado en los “Pactos de laMoncloa”.Con antelación al diálogo de los actores sociales, unacuerdo básico político debería comprometer el funcionamientode los órganos del Estado para garantizar lalegalidad y los procedimientos civilizados de reclamos,administración de conflictos y acceso a la justicia.Sin necesidad de pasar por un “pacto social” existenahora normas emanadas de los distintos órganos delEstado y hasta sentencias concretas del Poder Judicial queabiertamente no se cumplen.Es conveniente destacar que los tantas veces mencionados“Pactos de la Moncloa” no previeron sanciones porcualquier incumplimiento de sus objetivos. Simplementereflejaron el honesto compromiso de acudir solidariamenteen el sostenimiento de las aspiraciones compartidas sindesmedro, por ejemplo, de la necesaria intervención delas autoridades constitucionales para emitir las normasconducentes y ejecutar las políticas concurrentes paraalcanzar los fines consensuados.Podemos preguntarnos si nuestro país está ahora encondiciones de asistir a un diálogo político que sirva defuente a pautas rectoras.Lo único factible parecería ser un pronunciamientosólo declarativo por parte de dos o tres sectorespolíticos con alguna legitimación electoral, al quepuedan sumarse después los restantes que quieranconformar un conjunto representativo de las aspiracionesde legalidad y orden fundamentales para el funcionamientomínimo del Estado.Bastaría con apuntar a tres o cuatro cuestiones centrales.Por ejemplo, comprometerse a no alentar las protestas(laborales, sociales o políticas) fuera del marco de laConstitución Nacional y las leyes que en su consecuenciase dicten. O dicho con palabras simples, hacer cumplir loque ya es obligatorio por ley.En este punto debería ponerse énfasis en la necesidad deque se canalicen los reclamos de cualquier naturaleza porlas vías institucionales, respetando de tal modo los derechosy garantías del resto de los integrantes de lasociedad.Exigir y garantizar el cumplimiento de las normas es unafunción indelegable de los órganos de gobierno delEstado, que no podrían resignar transfiriéndola a otrossujetos por fuera de la organización política prevista en laCarta Magna.La proliferación de conflictos laborales, intersindicales eintrasindicales, en los que se soslaya la aplicación de la leyy se opta por cotejar fuerzas en perjuicio muchas veces delresto de la sociedad, resta autoridad a quienes abusanhoy de esos métodos y deberían ser convocados ahorapara actuar como protagonistas del diálogo de buena feque se necesita.Un acuerdo básico sobre políticas de Estado, sometimientoal estado de derecho y diseño de un modelo dedesarrollo que contemple las necesarias reglas establespara atraer inversiones, el diseño de sistemas energéticos,de comunicaciones, de transporte, de seguridad, dejusticia y de salud como así también de protección delmedio ambiente, son cuestiones a considerar por lospartidos políticos, que son instituciones imprescindiblesde la democracia y no son solamente instrumentos paraun acto eleccionario.Ni los sindicatos ni las organizaciones empresariaspueden reemplazar o superar las falencias de lagestión política a cuyo cargo está la defensa del biencomún.El camino a recorrer debe comenzar con un acuerdobásico de compromiso político, seguido luego de unaetapa equivalente a los “Pactos de la Moncloa” paradiseñar programas compartidos en materias propias de laacción de gobierno. Recién entonces podrán saber losactores sociales cómo insertar sus intereses dentro de laspolíticas generales que les sirvan de marco, comenzandopor el respeto de todos a la Constitución Nacional y lasleyes que en su consecuencia estén en vigor.septiembre-octubre de 2007 117

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