correa de trasmisión entre actores políticos y grupos antagónicos de lalocalidad, a los que no sólo consiguió reunir tantas veces como fue necesariosino, sobre todo, que llegaran a acuerdos en beneficio del estado.De ahí que sean muchos quienes consideran al tapatío José Garibi Rivera,el primer mexicano en obtener el capelo cardenalicio, en 1958, como elmejor “grillo” (talento político) que tuvo Jalisco en el siglo xx.precisamente en esa crónica escasez de acuerdos habría que buscar la causapor la que algunas de las batallas políticas libradas por jaliscienses nohan podido ser inclinadas a favor del estado. Los ejemplos abundan. Unode ellos sería el rezago que Guadalajara ha experimentado, durante lasúltimas décadas, en varios de los principales rubros: en infraestructura,con sobrados signos de envejecimiento y rezago; en la movilidad urbana,que viene siendo lastrada por un sistema de transporte colectivo de unanacronismo mayúsculo; en el medio ambiente y el patrimonio natural,cuyo galopante deterioro no ha podido ser detenido; en el retraimiento,la contracción y hasta la desaparición del capital doméstico en muchosde los principales ramos de la industria, el comercio, los servicios, losnegocios y otras actividades productivas.por indolencia, omisión o por pugnas internas de las diferentes fuerzaspolíticas de la entidad, Jalisco y la zona metropolitana de Guadalajarahan perdido el aprovechamiento del río Verde, cuyo caudal fue otorgado,en su mayor parte, por disposición del gobierno federal, en 1996, al centrourbano más poblado del vecino estado de Guanajuato: la ciudad deLeón. También por falta de acuerdos políticos, la capital jalisciense siguevertiendo sus aguas negras, sin ser saneadas, al río Santiago, contaminandoaún más la cuenca de éste, la cual se extiende por buena parte delterritorio de Jalisco, así como por el del vecino estado de Nayarit, dondedesemboca en el océano Pacífico. Hacia fines de la década de los noventa,se presentó la oportunidad de que dichas aguas residuales pudieran sertratadas y en condiciones económicamente ventajosas para Jalisco, puesel gobierno federal iba a absorber la mayor parte del costo de la obra, yel resto sería financiado mediante la contratación de un empréstito bastantefavorable. Éste fue conocido con el nombre de “crédito japonés”,aludiendo al origen de la agencia fiduciaria. Pero, una vez más, diferenciasmenores fueron convertidas en desavenencias mayúsculas por grupospolíticos antagónicos de la entidad, los cuales acabaron echando por laborda el crédito de marras y con él el saneamiento de las aguas residualesde Guadalajara, que siguen contaminando a tapatíos y no tapatíos.FOLIOS
FOLIOSotra prueba de que la clase política de jalisco no se ha modernizado puede verseen el hecho de que los diferentes actores que buscan el poder (preferentemente lospartidos) siguen viendo en los cargos públicos un panal de rica miel o un botín aconquistar para luego ser repartido entre los suyos, antes que un medio para mejorarsu comunidad, mediante un trabajo profesional en las distintas instituciones ydependencias oficiales, lo que entre otras cosas significaría el establecimiento deun servicio civil de carrera y no la asignación improvisada de puestos públicos aaliados, amigos, favoritos, incondicionales, barraganas, compañeros de viaje, simpatizantes,aduladores y similares.con el reciente establecimiento de la normalidad democrática, en la vida públicade México y de Jalisco se ha presentado más de una paradoja. Es evidente que lasociedad está de acuerdo en que sea el voto ciudadano –y no la voluntad de ungran elector– el que decida qué partidos y candidatos han de llegar al poder y cuálesdeben marcharse, pero al mismo tiempo no ha ocultado su desencanto y, entreamplios círculos sociales, hasta su decepción con los no pocos abusos y la limitadacompetencia de los gobiernos surgidos de elecciones democráticas. En el casoparticular de Jalisco, la marca partidista de esos nuevos gobiernos se ha cifradopreferentemente en tres letras: pan. El estilo de gobernar de este partido, cuyaubicación en el espectro ideológico teóricamente estaría en el centro-derecha y encuya fundación fue determinante un ilustrado político jalisciense (Efraín GonzálezLuna), en la práctica ha estado mucho más cerca de las directrices de la jerarquíacatólica local que de los principios del Estado laico; amén de que, en cuanto aresultados, los gobiernos de extracción panista no han sido más satisfactorios, entérminos generales, que las administraciones de la etapa predemocrática.y esos resultados poco satisfactorios le han descubierto a buena parte de la ciudadaníajalisciense su patente ingenuidad política, al haber creído, por ejemplo,que con la sola alternancia gubernamental el estado de cosas mejoraría de manerasignificativa. En los comicios locales de 1995, cuando el pan arrolló al resto de lospartidos, comenzando por el pri, buena parte de los votantes estaba convencidade que lo peor que le podía pasar al estado era seguir siendo gobernando por elhasta entonces partido oficial. La realidad vino a demostrar no sólo que no hayorganización política que sea inmune a las pifias, la ineptitud, la corrupción y elabuso, sino que la capacidad de empeoramiento puede llegar a ser infinita, gobierneel partido que gobierne.con todo, los desencantos, decepciones y similares que han llegado con la normalizaciónde la vida democrática no han sido del todo estériles, pues la alternanciapolítica ha terminado enseñando también a los electores de Jalisco y de su capitalalgunas verdades elementales: la democracia no hace milagros y ni siquiera esgarantía de un buen gobierno; no habiendo muchas opciones para escoger, con losbueyes que hay (léase con la clase política realmente existente) hay que arar; lainsatisfacción con los gobernantes, por más democrático que haya sido su origen,no tiene por qué ser disimulada y mucho menos reprimida, sino que es precisohacerla pública, de la manera más abierta y razonada posible. Por la vía de la manifestacióncivil, la protesta pacífica y el reclamo ciudadano, la sociedad tapatíaha podido ganar ya algunas batallas significativas, consiguiendo varias veces quediversas autoridades enmienden decisiones tomadas ya sea por abusivas, desatinadaso arbitrarias.
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