38Escuela segura en territorio seguro: reflexiones sobre el papel de la comunidad educativa en la gestión del riesgoAlgunas veces, dependiendo del origen y de las características de las amenazas, podemos intentar queéstas no ocurran, es decir: prevenirlas. Y podemos intervenir también sobre las vulnerabilidades, con elobjeto de hacer al territorio más resistente para aguantar sus efectos. A esto último le damos el nombrede mitigación (o de adaptación, cuando se habla de los efectos del cambio climático).La gestión del riesgo comprende también la preparación que le permita a la comunidad educativaresponder adecuada y oportunamente cuando, a pesar de haber tomados todas las medidas paraevitarlo, se produzca una emergencia o un desastre. Si a la capacidad para aguantar sin traumatismoslos efectos de una amenaza le damos el nombre de resistencia, a la capacidad para recuperarse de losefectos de una emergencia o de un desastre le damos el nombre de resiliencia.Ambos conceptos forman parte de la capacidad de autorregulación de los sistemas complejos, de loscuales los seres humanos somos un ejemplo. Un sistema inmunológico “sano” nos permite convivir, sinenfermarnos, con una serie de bacterias y de virus (resistencia). Y también nos permite “mejorarnos”después de que nos hemos enfermado (resiliencia).Territorios seguros y escuelas seguras, no son los que están libres de riesgos, sino los que poseenresistencia y resiliencia para evitar los desastres o para recuperarse de ellos.Para cerrar este capítulo, digamos que la gestión del riesgo también se ocupa de que cuando, tras laocurrencia de un desastre, vienen procesos de reconstrucción tendientes a recuperar y a mejorarlo perdido, en lo posible esos procesos no reproduzcan o agraven las condiciones que generaron losriesgos y condujeron al desastre, sino que permitan contar con territorios (ecosistemas y comunidades,incluidas sus escuelas) más resistentes y más resilientes.Foto: ©OPS-OMS/Adan Pari
Herramientas conceptuales 395.Las amenazas y sus causasSi, en ejecución de lo que el Marco de Acción de Hyogo 16 denomina “CONOCER EL RIESGO Y TOMARMEDIDAS: Identificar, evaluar y observar de cerca los riesgos de los desastres, y mejorar las alertastempranas”, nos comprometemos con la tarea de conocer y caracterizar cuáles son los fenómenos 17que pueden constituir amenazas para el territorio del cual formamos parte y, particularmente, para lasescuelas que se encuentran en él, es necesario que aprendamos a pensar como piensa la naturalezay que entendamos por qué, en un determinado momento, se puede comportar de una forma querepresenta una amenaza para los seres humanos. Esto, en otras palabras, es educación ambiental.En términos teóricos, de acuerdo con su origen, existen tres tipos de amenazas: las naturales, lassocionaturales y las de origen antrópico. En la realidad, sin embargo, los límites entre unos tipos deamenazas y otros van siendo cada vez más borrosos, lo cual obliga a centrarse más en la comprensiónde procesos, que en la calificación de eventos aislados.Así por ejemplo, los huracanes, que hasta hace poco veíamos como ejemplos perfectos de las dinámicasinterrelacionadas de la atmósfera y del mar, y que por tanto se consideraban amenazas naturales, hoyse encuentran en los límites con las amenazas socionaturales, en la medida en que se reconoceque su intensidad y su frecuencia, entre otras características, están cada vez más influenciadas por elcambio climático (y particularmente del calentamiento global), proceso del cual es predominantementeresponsable la actividad humana.Y así mismo, existen incendios que son eminentemente naturales (forman parte de la dinámica propiadel ecosistema en donde tienen lugar), otros son socionaturales (porque los seres humanos hemosgenerado las condiciones para que se produzcan) y otros son típicamente antrópicos, provocados porpirómanos o con el objetivo intencional de cambiar el uso del suelo. 18Lo mismo se puede afirmar, entre otras amenazas, de los derrumbes o deslizamientos: pueden ocurriren ecosistemas perfectamente conservados, como resultado, por ejemplo, de un sismo que afecteladeras saturadas de agua. Como también pueden ocurrir como consecuencia del mal manejo de lasaguas en una carretera o en una urbanización, y también pueden ser causados por una “voladura” oexplosión, intencionalmente encaminada a producir el derrumbe.16“El Marco de Hyogo es un plan detallado para guiar los esfuerzos destinados a la reducción del riesgo de desastres durantela próxima década. Su objetivo principal es, para el 2015, haber reducido considerablemente las pérdidas que ocasionan losdesastres en términos de vidas humanas y bienes sociales, económicos y ambientales de las comunidades y los países.” Losuscribieron 168 gobiernos durante la Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desastres (CMRD), celebrada en Kobe, Hyogo,Ja pón. http://www.unisdr.org/eng/hfa/docs/HFA-brochure-Spanish.pdf17Aquí no utilizamos la palabra “fenómeno” para denotar una “cosa extraordinaria y sorprendente”, sino para indicar una expresiónde una dinámica de tipo natural o social.18Se podría afirmar, sin temor a equivocación, que existe una relación casi directa entre el deterioro de los ecosistemas por causade la tala y los incendios forestales, y la ocurrencia de desastres desencadenados por fenómenos hidrometeorológicos, como loshuracanes o las temporadas de lluvias. Y así mismo, el incremento de las temperaturas y la reducción de la humedad, fenómenospropios de los cambios estacionales normales (variabilidad climática) o ligados al cambio climático, generan condiciones propiciaspara que existan más incendios forestales. De acuerdo con datos que transcribe el Informe de Desarrollo Humano 2007-2008del PNUD, “entre 2000 y 2005, la pérdida neta de bosques en el mundo promediaba los 73.000 kilómetros cuadrados al año,una superficie equivalente al tamaño de Chile.” A todo lo largo de 2007 se registraron incendios forestales en todo el planeta,desde América Latina, el Caribe y California, hasta Grecia (que forma parte del llamado “Círculo de Fuego del Mediterráneo) yAustralia.