42Escuela segura en territorio seguro: reflexiones sobre el papel de la comunidad educativa en la gestión del riesgoAmenazas de origen antrópicoEstas son las que tienen un claro origen en actividades humanas y, contrariamente a lo que pudierapensarse, en algunos casos su manejo presenta dificultades mucho mayores que las naturales y lassocionaturales.Algunas amenazas de origen antrópico están íntimamente ligadas con la manera como entendemos ycomo llevamos a cabo el desarrollo: tal es el caso de la contaminación de los ríos, de la atmósfera y delsuelo, fenómeno que de por sí puede dar lugar a distintos riesgos (como enfermedades respiratoriasy otros peligros para la salud) y que además reducen la capacidad de los ecosistemas y de lascomunidades para convivir con la dinámica natural (ya vimos, por ejemplo, como la obstrucción conbasura de los cauces de ríos y quebradas es causal de inundación). Los ejemplos abundan: para citarsólo dos de los más recientes, mencionemos el papel “cómplice” que jugó la acumulación de basurasen los drenajes de los mercados de la ciudad de Comayagüela (Honduras) cuando el paso del huracánFélix (Septiembre 2007), y la manera como el avance de la urbanización en la ciudad de Villahermosa(Tabasco, México) afectó el “sistema inmunológico” que normalmente le permite al territorio convivir conla compleja dinámica hídrica de la zona, lo cual, en Noviembre 2007, determinó que una temporada delluvias un poco superior a lo “normal”, desencadenara un desastre de enormes proporciones, conocidocomo “el Katrina latinoamericano”.Amenazas accidentalesOtro es el caso de los accidentes industriales (explosiones, derrames y escapes de sustancias tóxicas,incendios, etc) que por sí mismos constituyen amenazas “autónomas” o que pueden ser desencadenadaspor amenazas de tipo natural o socionatural (como consecuencia, por ejemplo, de un terremoto).Algunos avances evidentes para la comodidad humana, como son las redes de gas domiciliario, puedengenerar grandes incendios en caso de que ocurra un terremoto. Este es un ejemplo de por qué todopaso que se dé en favor del desarrollo, debe ir acompañado de una completa y adecuada gestión delriesgo, para evitar que ese avance, tarde o temprano, se traduzca en nuevos riesgos. Este es uno delos requisitos esenciales del desarrollo sostenible.Amenazas intencionalesÉsta -la violencia en todas sus formas- es quizás, el aspecto más dramático de las amenazas antrópicas:cuando detrás de las mismas y de sus efectos, existe la voluntad expresa de aplastar, de someter, deamedrentar, de inmovilizar, de dañar, de desplazar.Para el caso de la escuela y de la comunidad educativa, en el sentido ampliado que adoptamos desdeel capítulo primero (“conjunto de personas que influyen y son afectadas por un entorno educativo”),estas amenazas pueden constituir motivo de preocupación más inmediata y permanente, que las quese derivan de causas naturales.La amenaza de los expendedores de drogas, de los abusadores de menores, de los enfrentamientosarmados en zonas pobladas o de las minas antipersonales en las comunidades campesinas, generanriesgos y desastres más inminentes y tangibles que la posibilidad de un terremoto.Formalmente, este tema escaparía al propósito de este documento, que tiene por objeto contribuir ala seguridad de las escuelas y de los territorios en donde éstas se encuentran, frente a las amenazasnaturales.
Herramientas conceptuales 43Sin embargo, el fortalecimiento que se logre alcanzar frente a esas amenazas, debe contribuir tambiéna la construcción de escuelas, comunidades y territorios menos vulnerables frente a las que hemosdenominado “amenazas intencionales”. Y viceversa.Otra razón que nos impulsa a penetrar en este tema, es que como hemos visto en varios ejemplosanteriores, en la práctica las amenazas no son fenómenos aislados, sino que tienen carácter complejo,y una amenaza de origen natural (como un terremoto, un maremoto, una erupción volcánica o un huracán)puede generar una serie de amenazas concatenadas de carácter socionatural (como deslizamientosy tsunamis) y de carácter antrópico (como saqueos y otras alteraciones del orden público, accidentesindustriales, etc).Las amenazas contra los sectores más vulnerables de una comunidad (menores, mujeres, adultosmayores, discapacitados) pueden aumentar en condiciones de emergencia o desastre, cuando sedebilitan los pactos sociales expresos o tácitos que facilitan la convivencia humana y cuando la poblaciónafectada se encuentra hacinada en albergues y las autoridades están ocupadas en la atención a laemergencia, o cuando ellas mismas han resultado afectadas.Cada día existen más evidencias de que las zonas de mayor riesgo (por amenazas naturales) tiendena coincidir con zonas en donde la gobernabilidad es baja, en gran medida debido a que la mayoría dela veces la vulnerabilidad y la pobreza van de la mano, y a que en las zonas más pobres la presenciadel Estado es poca y, por ende, no existe mucha confianza ni credibilidad de la comunidad hacia lasinstituciones estatales.La gestión del riesgo debe entenderse, cada vez más, como una caja de herramientas para la resoluciónde conflictos: entre la dinámica de la naturaleza y la dinámica de las comunidades, y entre distintosactores y sectores sociales.Aumenta también la complejidad de la gestión del riesgo, cuando debe llevarse a cabo en zonas deconflicto armado.Foto: ©UNICEF-/Claudio Osorio