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ESCUELA SEGURA EN TERRITORIO SEGURO

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Otros temas para discusión85Por otra parte, la gran mayoría de los padres y madres de familia necesitan garantizar que sus hijosse encuentren ocupados y bajo el cuidado de personas responsables, durante el tiempo que ellos yellas dedican al trabajo fuera de la casa. Esa ocupación y ese cuidado son dos de los servicios másimportantes, complementarios al de educación, que ofrece la escuela.Cuando la escuela no está funcionando por distintas razones, incluyendo un desastre, si los padres ymadres no tienen alternativas para ofrecer esa ocupación y para proporcionar ese cuidado, sus hijos(infantes o adolescentes), permanecen a su propio riesgo, muchas veces en las calles.La observación de las “etapas” que viven las comunidades después de que se presenta un hecho quedesencadena un desastre, indica que al principio hay una etapa de impacto (mientras está ocurriendoel hecho desencadenante y en las horas inmediatamente posteriores), posteriormente viene una etapade emergencia, cuando la prioridad es rescatar víctimas y personas atrapadas, atender los heridosmás graves, poner a salvo a quienes se mantienen en situación de mayor riesgo y evitar, en lo posible,el agravamiento de los daños.Poco a poco (cada sector geográfico y/o social a su propio ritmo) comienza a pasarse de la emergenciaa la rehabilitación o recuperación, etapa que en la mayoría de los casos coexiste parcialmente conla emergencia.La comunidad directa o indirectamente afectada comienza a diferenciar entre horas de descanso yhoras de trabajo, la gente pasa un tiempo mayor en su “casa”, aunque ahora esta sea un albergue deemergencia, una ramada o una carpa. Quienes tienen un puesto de trabajo se acercan a averiguarsi éste todavía existe y, de existir las mínimas condiciones necesarias, lo siguen desempeñando. Esdecir, se comienza a construir una nueva rutina, aun en medio de las muy precarias condiciones quegenera el desastre. Las madres de familia se levantan en las mañanas a prepararles el desayuno a suscompañeros y personas a cargo, y bañan y arreglan a sus hijos para llevarlos o mandarlos a la escuela,aun cuando ahora ésta funcione en local “prestado”, en una carpa o bajo plásticos.Además de actividades prácticas, todas las descritas constituyen ritos cotidianos necesarios pararecuperar material y simbólicamente el control sobre la vida, más allá de las consecuencias del desastre.Son procesos de sanación individual y social, en los cuales la “normalización” real o aparente de laactividad educativa cumple una función de primera importancia.La finalización de un año escolar, la obtención de un “grado”, la posibilidad de reanudar la celebraciónde las ceremonias importantes para la comunidad antes de la ocurrencia del desastre, son indicadoresde que la vida está ganando la partida, de que sigue adelante.No olvidemos que muchas veces las directivas, los maestros y maestras y el personal administrativo dela escuela, también resultan directamente afectados –en sus porpias familias y bienes- por los efectosdel desastre, debido a lo cual deben enfrentar de manera personal todas estas “etapas” y cumplir estosritos, para lo cual deben contar con el apoyo de las autoridades educativas y de instituciones como lasuniversidades pedagógicas, tal y como sucedió en Honduras cuando el terremoto de Marale (Septiembre2007), donde la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán” asumió el acompañamiento alos docentes afectados.

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