fe en nuestro propio potencial <strong>para</strong> <strong>lograr</strong> lailuminación y en el de los demás. Nuestrosactos <strong>para</strong> ayudar a los demás a ver estepotencial constituyen la verdadera misericordiabudista.La práctica del budismo nos permiten irmás allá de meramente observar el sufrimientode los demás y sentirnos mal porellos. La misericordia no es simplementeofrecer compasión y una mano. Desde elpunto de vista del Budismo de Nichiren, laverdadera misericordia tiene la fuerza <strong>para</strong>arrancar la causa del sufrimiento en la vidade las personas y llevarlas hacia la causa desu felicidad. Este tipo de misericordia, porsu naturaleza misma exige valor y fortaleza.Prácticamente cualquiera puede sentiramabilidad hacia una persona que se hamostrado amable con nosotros. Sin embargo,en cartas que escribió, NichirenDaishonin insta a sus discípulos a abrazarcon misericordia a todas las personas comoa sus propios hijos y a cultivar un estado devida que los ayude a hacerlo.Pero ¿cómo podemos armarnos de amorcompasivo, especialmente cuando no losentimos? Las oraciones y los actos que realizamosen el transcurso de nuestra prácticabudista, en nuestras actividades comomiembros de <strong>SGI</strong>, despiertan la verdaderamisericordia dentro de nosotros. Con frecuencia,actuar de este modo requiere valor.El segundo presidente de Soka Gakkai,Josei Toda, una vez dijo: «La esencia del budismoes la misericordia. Nosotros tambiéndebemos tener misericordia, pero, comomortales comunes, la realidad es que noscuesta mucho. La valentía sustituye la misericordia.Estoy hablando del valor <strong>para</strong>salvar a los demás del sufrimiento. Practicarel budismo con coraje se traduce en misericordia»(Buddhism Day by Day, pág. 57).Es por eso que hablar a otros del budismopuede considerarse el medio prácticoprincipal <strong>para</strong> despertar y dar expresión a laverdadera misericordia. Como hace posibleque la gente logre manifestar un estado defelicidad indestructible, es, en sí mismo, unacto que encarna una gran misericordia.Cuando asumimos un papel activo enlas actividades de <strong>SGI</strong> —alentando a otrosal contar nuestras propias experiencias desuperar nuestros problemas, visitar a otrosmiembros, invocar y estudiar juntos, y brindarsincero apoyo— estamos expresando lamisericordia budista mediante la acción valiente.Nos encontramos a nosotros mismosatravesando la barrera de nuestro pequeño yegocéntrico yo y desarrollando un estado devida vasto y un corazón generoso. Nos encontramostrabajando naturalmente por lafelicidad de los demás, por el mejoramientode la sociedad, y <strong>para</strong> proteger y propagar laLey Mística.Favorecer a unas personas respecto delas demás es parte de la tendencia naturalde los seres humanos, y la misericordia noexige que nos caigan todos igual de bien.No obstante, un buda no tiene preferenciasa la hora de salvar a otros. Como lamisericordia surge de nuestra naturalezainherente de buda, es imparcial. Mediantela invocación de Nam-myoho-renge-kyo alGohonzon podemos encontrar la sabiduría28 Esperanza – Guía de Estudio – Conceptos Esesenciales 3ª Parte – 2013 ❖ enero–febrero
<strong>para</strong> reconocer las cualidades positivas delos demás —aún en aquellos que puedenno gustarnos.Si bien es fácil identificar las debilidadesde los demás, es más difícil ver y valorar suspuntos fuertes. Pero si nos concentramos enlos puntos fuertes, llegaremos naturalmentea valorar, sentirnos más cerca y respetar a losdemás. La misericordia incluye la capacidad<strong>para</strong> reconocer en los demás capacidades y fortalezasde las que nosotros mismos podemoscarecer, así como también nuestro deseo deaprender de ellas. Como resultado, podemosencontrarnos pensando en otros con másfrecuencia y preocupándonos por su bienestar.El Presidente Ikeda, de la <strong>SGI</strong>, declara: «lamisericordia es el alma misma del budismo.Orar por los demás, hacer de sus problemasy angustias los nuestros, abrazar a losque están sufriendo, convirtiéndonos ensu mejor aliado; continuar apoyándolos yalentándolos hasta que sean de veras felices—el Budismo del Daishonin vive y respiraen esos actos de humanismo» (Mis queridosamigos de América, tercera edición en inglés,págs. 198–99).Practicamos el budismo <strong>para</strong> nuestrapropia felicidad y la de los demás. Estos dosobjetivos de la fe no se pueden se<strong>para</strong>r. Cuandonuestros pensamientos en cuanto al bienestarde los demás llegan a formar partede nuestras oraciones diarias, trascendemosel impulso innato del egocentrismo y pormedio de ellas iluminamos nuestra Budeidadinherente.(Publicado en la edición de julio de 2012 deLiving Buddhism, págs.14–15)Esperanza – Guía de Estudio – Conceptos Esesenciales 3ª Parte – 2013 ❖ enero–febrero 29