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Críticas sobre música

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158 | <strong>Críticas</strong> <strong>sobre</strong> <strong>música</strong>La señorita Cerne me parece tener una voz delgada ypuntiaguda que taladra el oído; produce el efecto de un clavicordiodel siglo pasado que no se hubiera afinado desdeprincipios del actual. El tenor Lucignani es más complicadotodavía: su órgano temblón parece que se le escapara a cadainstante para retozar en el pecho. En los pasajes de fuerza, sinembargo, lo contiene a dos manos y lo lanza con suficienteenergía. Pero, es necesario repetir la dura verdad, por másque me cueste: salvo milagros de la ciencia o de la juventud,ni uno ni otro podrán soportar el peso del repertorio corriente.Son dos alumnos del conservatorio, segundo año, y si yoformara parte del jurado, les concedería el accesit.El barítono Medina es otro convaleciente; no cantó nimejor ni peor que las primeras noches. Confieso que empiezoa dudar de su curación.En cuanto a la otra debutante, señorita Prampolini, tienebuena voz de mezzo soprano, y en su bonito traje de gitanilla,no sé qué soltura de... muchacho feo que no carecía de saborverdón. Pero tampoco guarda mucha autoridad <strong>sobre</strong> suvoz que se extralimita por momentos, con una independenciayankee. Además, me parece difícil que pueda asumir con verosimilitudlos grandes papeles apasionados del repertorio.Los coros han seguido generalmente el mal ejemplo desus jefes: hubo en especial una patrulla roja, que se paseó lentamentepor el escenario remedando con desesperante perfecciónuna serenata de cangrejos a orillas del mar...Polonini hizo reír con sus contorsiones y gracias un tantoexageradas. Vecchioni, siempre firme y concienzudo, mereciólos aplausos que recibieron los dos incautos debutantes.Porque habéis de saber que, a pesar de lo dicho, el tenory la prima donna recibieron verdaderas ovaciones. La orquestamarchó convenientemente: el preludio de violines del

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