Talento - Diseño Gráfico Ribeiro

Jessica Trosman, diseñadora
“El exterior tiene el techo muy alto”
La marca Trosman nació exportando, aún tres años antes de la
devaluación. “El exterior tiene el techo muy alto, a diferencia
de lo que es el mercado local. Eso sin desmerecer lo local,
porque es muy raro que una empresa exporte sin tener un
laboratorio local de prueba y error” apunta la diseñadora,
desde su local de Patio Bullrich. “Es fundamental tener algo
bien establecido acá para poder exportar. No puedo tener el
conocimiento de cómo queda la ropa sin mis clientes; no
podría saber cómo queda una colección. Antes eran ítems más
fáciles, como remeras, no era una colección completa de ropa”.
- ¿Cómo comenzó su salida al exterior?
- Desde un comienzo mi familia vivió
siempre en el exterior. Yo siempre busqué
excusas para ir a visitarlos y vender
en euros o en dólares. Y hoy tengo un
socio en Japón que es una empresa
muy grande; ellos distribuyen mi ropa,
yo exporto parte de mi colección,
pero otra parte también se produce
en Japón. O sea, tengo ropa made in
Japan, donde me pagan por el diseño.
Cobro royalties, a diferencia de
otros países a los que exporto directamente
las prendas.
- ¿Y qué se elabora en Japón?
- Las partes que exporto son las que
tienen un desarrollo textil bastante fuerte,
que en Japón no tienen ni la capacidad
ni quieren hacerlo allá. A mí me
conviene. Tengo montada una infraes-
tructura de 50 personas que está para
eso, para poder exportar diseño a todo
el mundo. En Japón tengo Trosman
hecho en Argentina y Trosman made in
Japan. En el resto del mundo exporto
desde Argentina productos Made un
Buenos Aires completos, terminados.
- ¿A qué otros mercados exporta?
- Formo parte de un showroom en París donde están las
mejores marcas del mundo. Me presentan con nombre y
apellido, hay mucha publicidad en el Fashion Week de París.
Me costó dos años de trabajo conseguir que me acepten y que
entiendan mi línea. Estoy muy contenta y desde Paris hago
toda la comercialización hacia el mundo.
- ¿Cómo pudo ingresar a ese circuito?
- El apoyo japonés fue importante, porque no se acepta a
cualquiera. Otro aval fuerte fue el producto, que les “re
interesó” y además creo que la perseverancia y la constancia son
una característica de Trosman. Siempre me pareció importante
para mi marca tener una estrategia desde Paris. Cuando salís de
Paris, que es un centro tan fuerte de moda, tenés el respeto de
todo el mundo. Fueron años de trabajo. Primero me confundí,
me iba a Estados Unidos. Pero desde que asumí que tenía que
hacer pie en París, porque están los mejores de la moda y los que
Jessica Trosman
(Trosman): “Desde 1999
exporto 50% de mi
facturación. Este año
tenemos proyectado
trepar a 70%”.
juegan en primera A, tenía que estar ahí. Me tengo que
contactar con mucha gente en Paris. Es donde quiero hacer mi
primer desfile, que probablemente será la temporada que viene
o la otra, pero de 2008 no pasa.
- ¿Cómo ayudó su conexión con Japón?
- Tienen una asociación de trabajo con marcas del showroom,
así que el apoyo de los japoneses me ayudó a entrar.
- ¿Y cómo pudo llegar antes a Japón?
- Fue el efecto dominó de una vidriera de Barney’s, en Nueva
York: me llamaron desde Barney’s Japón y empecé a vender
allí. En general, si hay un producto y una línea interesante no
explota de un minuto a otro, porque
tiene un camino un poco lento, porque
los japoneses tienen que probar
varias veces lo mismo. No se enamoran
de inmediato de uno.
- ¿Cuánto tardó en asentarse en ese
mercado?
- Ya llevo cinco o seis años vendiéndole
colecciones sin saltearme. Hace dos
años y medio que firmé el contrato,
pero me estuvieron probando dos años
y medio antes. No son personas fáciles,
necesitan tomarse su tiempo. Nadie
se hace millonario de un minuto a
otro, es como un trabajo de hormiga.
Pero muy interesante porque son muy
fieles y después no te largan más.
- ¿A qué otros destinos exporta
Trosman?
- Singapur, Japón, China, Corea, Rusia,
Italia, Francia, España, Kuwait,
EEUU, Suiza, Bélgica y Londres
- ¿Recibe apoyo oficial de algún
tipo?
- Cuando empecé en 1999, el apoyo
provino en ese momento del gobierno
de De la Rúa, que nos llevó a Roma a hacer un desfile y después
nos apoyaron económicamente para un San Pablo Fashion
Week. Creo que el Gobierno debería hacer más cosas por la
gente que exporta.
- ¿Cómo influyó la devaluación de 2002?
- A mi me tendría que haber ayudado, pero creo que no me
ayudó en nada. Me interesa que la ropa tenga una terminación
adecuada y llegar a tiempo, porque hay que cumplir. Cuando
pasó lo de la devaluación, los talleres se volvieron locos:
preferían hacer más cantidades aunque les pagaran menos.
Ahora se vino el boom de la exportación. Es como que todo
enloqueció y yo estoy pagando la mano de obra muy cara. Hay
un pantalón en el que llego a pagar 100 pesos por unidad
porque tiene 75 recortes. Tengo que competir con el primer
mundo utilizando telas que son medianamente malas y me las
tengo que rebuscar para hacer cosas diferentes. Aunque tuve
que salir a buscar gente de nuevo, salimos adelante.
abril-mayo de 2006 � 13