INTERIORES_LIBRO EXCELENCIA_EN GESTION

1. INTRODUCCIÓN A LA EXCELENCIA
Breve historia de la
calidad y la excelencia
referencia histórica de un patrón de calibración. O que el
“código de Hammurabi” (1700 a.C.) es un precedente del
manual de procedimientos y de las no conformidades y
acciones correctivas. Control de calidad en la Edad
Antigua.
El control de calidad, actividad de comprobación que permite
confirmar que un producto cumple con los requisitos
de calidad, fue así en las edades Antigua, Media y Moderna,
y así sigue siendo en la Contemporánea, aunque le hayamos
colocado añadidos o matices diferentes. Solo cabe
una duda: ¿Quién fija los requisitos de calidad? En el caso
del Génesis lo tenemos claro.
Cruz de Benito
Consultor en gestión de calidad
“Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy
bueno”. (Génesis 1:31)
Cambiando las palabras podríamos decir que comprobó
todo lo que había hecho y confirmó que cumplía con los
requisitos de calidad. Así que el sexto día, terminado el trabajo,
hizo el control de calidad y luego descansó. Viene de
antiguo la cosa, así que comenzaremos esta “historia” haciendo
un breve viaje en el tiempo. Recordemos que el “codo
de Nippur”, que data de 2700 años a.C., es la primera
En nuestro viaje en el tiempo comenzamos, en la Edad Antigua,
con un producto “a la medida del cliente”, artesanía
al fin y al cabo; con regulaciones basadas en códigos, de
Hammurabi o posteriores, y posteriormente hasta con
gremios organizados para un mayor control sobre los productos
y productores. Con la revolución industrial (siglo
XIX) la cosa va cambiando. La producción en masa manda
y el cliente pasa a segundo término, tanto que, en 1908,
Henry Ford afirmaba que “cualquier cliente podrá tener el
coche del color que quiera, siempre y cuando sea negro”.
Se refería al Ford T y tenía claro que el cliente compraría “lo
que hay”. Con el tiempo, al aumentar la cantidad de productores,
éstos se ponen de acuerdo para no competir excesivamente
y pactan unas “normas de calidad” que luego
aprueba un organismo reconocido para darles carácter
oficial. Recordemos el IRANOR (1945), padre de AENOR
(1986), con sus normas UNE.
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