INTERIORES_LIBRO EXCELENCIA_EN GESTION

Es, por tanto, una fuente de conocimiento
esencial y, por eso, los datos
pueden ser considerados el nuevo
gran recurso natural de la economía
y la sociedad de nuestro tiempo.
Hoy tecnología y negocio forman
parte de una única realidad, en la
que el horizonte de lo posible se está
haciendo mucho más grande y
diferente.
Hay ejemplos paradigmáticos. La
mayor compañía de taxis del mundo,
Uber, con más de 160.000 conductores
solo en Estados Unidos, no posee
ni un solo coche. Airbnb, la mayor
empresa de alojamiento turístico
con una oferta de más de 1,5 millones
de viviendas, no es propietaria
de ninguna de ellas. Alibaba, uno de
los mayores distribuidores de productos
online, no tiene inventario.
Facebook, que puede ser considerada
la mayor organización de distribución
de noticias y contenidos, sin
que necesite generar ni uno solo de
esos contenidos.
Hasta ahora, la tecnología había entrado
en la empresa sobre todo como
una herramienta de automatización
de los procesos de back-office, lo que
ayudaba a la empresa a hacer lo mismo,
pero de una manera más eficiente.
Ahora, la tecnología alcanza e integra
al front-office. Ahora, el reto no es
ya solo hacer las cosas cada vez mejor,
sino ir más allá y hacer las cosas de
manera diferente y diferenciadora.
En esa función de la tecnología como
catalizadora de transformaciones,
creo que hay dos áreas que van
a merecer una atención especial: la
interacción con los clientes y la deconstrucción
de las cadenas de valor
tradicionales.
Respecto a los clientes, nos encontramos
ante la necesidad de que la
empresa reinvente y reconstruya toda
su interacción con ellos. Hoy, la
empresa puede llegar a la palma de la
mano de cualquier cliente potencial
a través de los dispositivos móviles,
pero, de manera recíproca, los clientes
tienen también mayores y diferentes
expectativas de interacción,
servicio y experiencia con las empresas
con las que se relaciones.
En cuanto a la reconfiguración de las
cadenas de valor, la tecnología permite
crear modelos de negocio
transversales, en los que es muy fácil
crear espacios de colaboración con
terceros para entrar o crear nuevos
espacios de negocio.
Las cadenas de valor lineales se están
transformando más en ecosistemas
de colaboración interconectados
por plataformas digitales. Es evidente,
por ejemplo, que Apple es
una empresa tecnológica, pero también
es igualmente cierto que es un
jugador de creciente importancia en
la industria musical y que podría serlo
en la industria financiera, con el
desarrollo de su plataforma de pago.
En definitiva, vivimos en un tiempo
en el que la distancia entre lo que
puedes imaginar y lo que puedes
llegar a hacer se hace cada vez más
estrecha. Se trata de un reto y de una
oportunidad de dimensiones mayúsculas
para el presente y el futuro
de las empresas.
XXV ANIVERSARIO 107