Excodra XXXVI: La tecnología

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Apuntes para una reflexión sobre la tecnología
Antonio Maura
Siempre estuvo la técnica unida a los hombres, ya desde sus oscuros
comienzos, prolongando sus sentidos, sus brazos, su capacidad de acción
sobre el mundo. En sus inicios era un útil para el hombre, pues
servía para cazar o hacer fuego, canalizar el agua o atravesar ríos de
una margen a otra, trazar calzadas y vías de comunicación, construir
catedrales o símbolos de poder, fabricar calefactores, trenes, barcos de
vapor. Sin embargo, hoy, con la revolución tecnológica, todos vivimos
rodeados de aparatos que nos intercomunican, nos informan de la realidad
del mundo, nos transportan, nos resuelven los problemas cotidianos
y domésticos, y se han vuelto imprescindibles. No es cuestión en estar
de acuerdo o en desacuerdo con ellos, pues son inevitables. Son parte
de nuestras vidas y nos sería altamente difícil sobrevivir sin ellos. Los
aparatos tecnológicos –móviles, tabletas, ordenadores, reproductores
de música, videos, cámaras fotográficas, televisores, etc., etc.– están
por todas partes: cuando vamos en un metro o autobús, cuando viajamos
o buscamos una entrada de teatro, están allí los celulares de última
generación para auxiliarnos, para hacernos pasar el tiempo, para informarnos
y comunicarnos. Se articulan con nuestra identidad, son incluso
una prolongación de nuestro ‘yo’ y, sólo gracias a estos aparatos,
a los recursos tecnológicos, podemos ser y sentirnos nosotros mismos.
Esta presencia tan íntima y universal es nueva en la historia de la
humanidad, pues anteriormente el hombre se servía de los útiles, pero
guardaba su independencia, mientras que hoy son estos mismos útiles
los que, al volverse imprescindibles, usan al hombre y lo someten, les
dan un contenido a sus vidas y a su identidad. ¿Se puede entonces ha­
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