Excodra XXXVI: La tecnología
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Raphael, el novelista y guionista de cine, decía a propósito de una conversación<br />
con Stanley Kubrick: “no me contradijo cuando le contesté<br />
que ciertas personas nacen como una membrana entre ellos y la realidad,<br />
que para otros resulta de tan fácil acceso. Estar 'tras la cámara' es<br />
el correlato objetivo de ese sentimiento, y tal vez su remedio solapado”.<br />
<strong>La</strong>s recientes generaciones, entre las que me quizá me encuentro, hemos<br />
crecido con la presencia omnipresente de las cámaras; no ya fotográficas,<br />
sino de súperocho, de vídeo doméstico, digitales, incorporadas<br />
al teléfono móvil y un largo etcétera. Se nos ha acostumbrado desde<br />
niños a posar en movimiento y, algo después, a grabar a los otros.<br />
Hemos visto la televisión una media de cuatro horas al día en nuestra<br />
infancia. Hemos ido al cine. Hemos contemplado la vida de la gente,<br />
real o ficticia, por el mismo lugar: la pantalla. De modo imperceptible,<br />
hemos desarrollado esa membrana y a veces se apodera de nosotros su<br />
paroxismo. <strong>La</strong> confusión o posibilidad de confusión ha desatado la imaginación<br />
artística: piénsese en las tan citadas películas El show de Truman<br />
o Ed TV, donde se narra la existencia de personas sometidas 24<br />
horas al día a una cámara en directo. Los habitantes de Bagdad, según<br />
Saramago, veían durante la primera guerra del Golfo la CNN para ver<br />
las bombas que les caían desde fuera 5 . <strong>La</strong>s catástrofes, como contaba en<br />
primera persona Javier Rioyo tras la inundación de Nueva Orleans, no<br />
pueden verse desde dentro, necesitan la pantalla para vivirse 6 . Muchos<br />
de los turistas muertos por el Tsunami de diciembre de 2004 fallecieron<br />
por quedarse en la playa haciendo fotos de las olas, según testigos presenciales.<br />
Escribe David Foster Wallace:<br />
5 José Saramago, en entrevista con Gómez Pin, Babelia de El País, 30/12/2000. Lo mismo hacían<br />
los habitantes de Nueva York durante el 11/S. Quizá por ello puede escribir Edmundo Paz<br />
Soldán sobre unos altercados públicos cerca del palacio presidencial: “abroquelados en el Palacio,<br />
observábamos en la pantalla de un televisor lo que sucedía a pocos pasos de donde nos hallábamos”;<br />
Edmundo Paz Soldán, Palacio Quemado; Alfaguara, Madrid, 2008, p. 162.<br />
6 “<strong>La</strong>s catástrofes no se ven cuando estás dentro. <strong>La</strong> realidad necesita la televisión, la luz: el poder.<br />
(…) Nuestra memoria sabía del desastre, pero no lo podía recordar. Ahora, después de ver<br />
las globalizadas imágenes de la catástrofe en la televisión de nuestro hotel en Alabama, ahora es<br />
cuando tenemos conocimiento de lo que realmente estaba pasando a nuestro lado. Ahora podemos<br />
recordar lo que antes creímos. Lo que sentimos”; Javier Rioyo, “Escapando hacia el este”,<br />
El País, 01/09/2005.<br />
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