Excodra XXXVI: La tecnología

la cultura occidental, camina hacia su plenitud. ¿Será ésta una nueva
etapa hacia consecución del Ideal, hacia la consumación de los siglos?
Me temo que no. Creo que, como cualquier realidad humana, todo tiene
su sombra y su luz, pues es en el claroscuro donde se asienta lo humano:
ese claro del bosque, donde la luz entra a ráfagas, generando
brillos y penumbras, desvelando algunas realidades y sumergiendo
otras en las sombras, que Heidegger imaginó como uno de los mejores
ejemplos para describir el conocimiento humano y la verdad. ¿Nos llevará
este mundo de las nuevas tecnologías hacia el ‘pensamiento débil’
o hacia esa ‘ontología del declinar’, que profetiza Gianni Vattimo, uno
de los herederos más significativos de la filosofía y el pensamiento del
maestro alemán?
¿Surgiremos de las aguas turbulentas del pasado, de un mundo donde
la guerra, el hambre, la enfermedad y la muerte hayan desaparecido?
Me temo también que no. Ninguno de los siniestros jinetes dejará
de acosarnos. Las guerras no han desaparecido ni lo harán con las nuevas
tecnologías, se adaptarán a ellas y se volverán más peligrosas si
cabe. Y el hambre tampoco, pues aumenta cada vez más el abismo entre
pobres y ricos. Ni tampoco la enfermedad ni la muerte desaparecerán,
pues se controlarán unas enfermedades y aparecerán otras, y la
muerte será la misma matrona que nos iguala a todos y nos sepulta en
idéntica ceniza. Los siglos pasarán, como vientos de tormenta, y perderemos
la silueta y los nombres de los que han sido y seguirán siendo en
su multiplicación incontrolable, fantasmagórica. Nada habrá cambiado
en lo fundamental, pero sí en la superficie, pues las nuevas tecnologías
nos aportarán otra representación del hombre y de la mujer, otra forma
de identificarnos, de soñar incluso.
Aseguran que una imagen vale más que mil palabras, lo afirmaron
tantos que ya nadie recuerda al primero que lo mencionó. Sin embargo,
lo que tal vez fuera verdad en algún tiempo, hoy ya no lo es. Es tal la
profusión de instantáneas, que nos asaltan desde los medios de comunicación
y las redes sociales, que la memoria no es capaz de conservarlas
ni la inteligencia de valorarlas. La imagen ha sido y es nuestro primer
contacto con la realidad, con nuestro cuerpo, con los otros cuerpos
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