Excodra XXXVI: La tecnología

sería bonito. Amigable, excitante. Termino el desayuno y cesan mis
pensamientos matutinos sobre la conveniencia o no del sexo en la amistad.
Aún falta un poco para la hora de salir y reviso el móvil por si alguien
me escribió por la noche. Me han enviado dos chistes, están bien.
Me siento frente al ordenador fumando un cigarro y sorbiendo el segundo
café. Me da tiempo a responder a un mail de uno de los compañeros
de baloncesto, quiere quedar el domingo una hora más tarde.
Nos reunimos siempre en el parque de la vieja fábrica, es un lugar con
mucho encanto, nos transporta a otra época el ver ahí la fábrica en ruinas.
Marrón y vieja, derruida, casi ancestral. Ya, es la hora. Antes de
salir me apunto el número del servicio de reparación del calentador.
Hace un ruido furioso, funciona, pero ruge como leona, no puede ser
bueno, mejor llamar. Este otoño está siendo frío casi desde el comienzo.
Llego al coche y está frío como la nieve. Enciendo el motor, pongo
la radio y espero un minuto a que el aire acondicionado caldee un poco
el ambiente para conducir más tiernamente. He comprobado que si vas
con frío conduciendo lo haces bastante a lo cabrón, se sube la mala leche
que es algo espectacular. En el coche es siempre mejor ir calentito,
resguardado por la temperatura, cálidamente conduciendo, con la música
acompañando, así, se conduce de maravilla y no hay atasco ni semáforo
en rojo que excite el ánimo. La media hora en coche por las mañanas,
camino del trabajo, suele ser el momento gloria del día. Ese momento
en que la soledad es cojonuda. Anita y Carlos ya han llegado y,
como siempre, me han quitado el sitio del aparcamiento que más me
gusta. Pero es un coche que no conozco. Imagino que vendrá una visita
a primera hora para la dirección, pero se le fue la castaña y no aparcó
en el sitio de las visitas, que está sumamente señalado, con un cartel y
pintado en el suelo. Será un despistado. O alguien del curro tiene coche
nuevo, que también puede ser. Vuelvo a pensar en Diana. En sus dos
hijos. Cómo lo hará estando separada. Su ex marido era un buen amigo
pero terminaron discutiendo demasiado. Yo les escuchaba en estéreo
sus problemas. En realidad eran cosas mínimas, imagino que simplemente
se les fue el amor. A veces tampoco tiene que ocurrir mucho
más, te desenamoras y se acabó. Se activa una guerra cotidiana de an­
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