Excodra XXXVI: La tecnología

de kilómetros, es divertido. Desde donde nos sacan la sangre se puede
ver el laboratorio de análisis, creo que será. Siempre me impresiona la
cantidad de aparatos que tienen, con tubitos por todos los lados, luces
parpadeando, máquinas en funcionamiento haciendo sus labores. Hay
una que parece una lavadora y otra que es igualita a un horno pero meten
vasos vacíos y tubos de cristal dentro. Es curioso el mundo de la
medicina, no lo entiendo en absoluto, pero me llama mucho la atención,
cuánto sabrá esta gente. Cuántas historias tan diferentes a las
mías tendrán los que visten batas blancas todo el día. Anita está preocupada
porque dice que orina muy oscuro. Anita siempre está preocupada.
Se pone a mirar con el móvil sobre la orina oscura y nos dice que
hay un montón de enfermedades que oscurecen la orina. Joaquín, siempre
amable, le dice que estamos comiendo. Luego reímos con un vídeo
que nos enseña Carlos de una caída en bicicleta. Cosas de las redes sociales.
En la televisión están echando vídeos musicales. La cafetería está
muy bien, a dos pasos del trabajo, siempre comemos aquí. Huele a fritos,
el ambiente es aceitoso, cargado de vapores, nos encanta. Vienen
los de la fábrica de lámparas de al lado y están siempre como locos.
Son buena gente, de trabajos muy mecánicos, eso sí, aún más que nuestro
trabajo. Desprenden una mezcla de alegría y tristeza. Son buena
gente, es seguro, están siempre riendo, pero en sus ojeras hinchadas se
lee otra cosa, como una cierta angustia, como un cierto toque en el rostro
de aguantar más de lo debido. Me gusta verlos pasarlo bien, inflándose
a pinchos y jarras de cerveza mientras llega la comida, pero hay
algo en ellos que también me ensombrece. Hay algo en sus rostros cansados
que enturbia su alegría. Nosotros gestionamos envíos, ellos hacen
lámparas y algunas cosas más, pero no estoy muy seguro, es un centro
que tiene muchísimos años y ahora hacen mil trastos para el hogar, con
cerámicas, con metal, con plástico, les llegan camiones y camiones de
finos y larguísimos cilindros metálicos y de pasta, digo yo que será casi
la misma dura tarea de trabajo pero con distinto ropaje. Los trabajos
demasiado mecánicos deberían estar prohibidos, qué caray, en los que
hay que repetir día tras día lo mismo, una y otra vez, una y otra vez,
año tras año, generación tras generación, tantas horas seguidas al día,
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