cuerpo transgénero o el cuerpo transespecie… son todos pequeños retoños en estado larváreo en las manos de MerleauPonty. Y, si como ha dicho Jorge Fernández Gonzalo a propósito de Cronenberg, “el cuerpo pertenece a la ficción, a la construcción performativa, a sus discursos y prótesis tecnológicas”, 7 ese yo corpóreo adolece desde siempre un metamorfismo que trasciende sus meras funciones biológicas, sociales o de género. El acalorado debate entre “realistas” y “transhumanistas” es un falso debate porque se fundamenta, para los segundos, en la creencia arbitraria de un sentido del progreso y de un determinismo tecnológico atado a éste; y para los primeros, en una cuestión insoluble en torno a lo “natural” y lo “artificial”, lo “real” y lo “virtual”… Ya vivíamos de forma permanente, desde el principio y sin necesidad de ninguna quimera informática, en una fantasía virtual, y dentro de esa fantasía virtual también encontramos al cuerpo –pues no hay tanto una relación de reconocimiento con el cuerpo propio, sino una construcción psíquica, cuando no una imagen cultural y social, etc–. En este sentido, el cuerpo “prehistórico”, el cuerpo anterior a la fantasía virtual, anterior al sujeto y a la conciencia, constituye un límite opaco e irreflexivo (irréfléchi) que no se somete a las tentativas del intelecto para penetrarlo, para dominarlo y formatearlo. El cuerpo, ya sea orgánico o tecnológico, es un límite textual en donde el reino de las ideas pierde su centro. El “ser en el mundo” sería así una instancia mucho más ambigua y radical, pues ese sercuerpo en el que nos intuimos insertos no sólo actúa como un ser silencioso, como el silencioso Selbst del que hablaba Heidegger, sino bajo unas operaciones que son incalculables. <strong>La</strong> filosofía de MerleauPonty, a fin de cuentas, prescribe la necesidad del otro, o de lo otro, en el más amplio sentido del término: tanto como una condición necesaria para la existencia, tanto como un lazo éticoafectivo que nos circunda, tanto como un subtexto inerte (una “pasividad”, en los términos de MerleauPonty) que “estaba ahí” antes de nosotros. El otro no es imposible, precisamente, porque el yo no existe. Y a partir de este lugar, de esta “comunión” o “entrelazo” merlopontia 7Jorge Fernández Gonzalo; Políticas de la nueva carne: calas filosóficas en la filmografía de David Cronenberg (<strong>Excodra</strong> Editorial, Barcelona, 2016). <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong> 28 <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong>
no, el papel del hombre en la filosofía –entendida como la historia asintótica de la toma de conciencia entre lo enlazado y el lazo, entre lo que percibe y lo que es percibido…– aún puede tener un resquicio para ser. FFG <strong>La</strong> <strong>tecnología</strong> 29 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVI</strong>