Abuso_sexual_infantil_digital uruguay
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Capítulo 9. Primer paso: el proceso de detección y diagnóstico preliminar<br />
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La sospecha puede ser el preludio de un develamiento o puede ser, antes<br />
que eso, el motivo que lleve a una persona a hacer una consulta muy específica:<br />
¿es posible que mi hijo/mi nieto haya sido abusado?<br />
Los motivos para sospechar la posibilidad de un as son variados. Se considera<br />
que algunas razones tienen mayor fuerza que otras para generar una<br />
sospecha. Cuanto más infundada parezca la sospecha, mayor será el trabajo<br />
del profesional interviniente para determinar su solidez y la posibilidad de<br />
que el as haya ocurrido.<br />
En la experiencia de las autoras de este libro, las sospechas de as suelen<br />
presentarse de dos maneras:<br />
a. Un adulto muestra preocupación por ciertos dichos del niño o niña,<br />
como en el siguiente ejemplo. La abuela de dos hermanitos de tres y<br />
cinco años sospecha que su yerno podría estar tocándolos. Dice que<br />
les enseña a decir bolas y que el hermano más grande le pide todo el<br />
tiempo al menor que le muestre el pito y se enoja si no lo hace.<br />
b. La preocupación se genera por determinadas conductas o situaciones<br />
que el adulto ve, como en el ejemplo siguiente: La madre de un<br />
niño de nueve años plantea una sospecha de abuso <strong>sexual</strong> por una<br />
conducta que había descubierto en su hijo, que consistía en meterse<br />
el dedo en el ano mientras se bañaba.<br />
En ambos casos las preocupaciones se basan en datos difusos (el caso<br />
de la abuela) o bien en una única conducta, sin que haya mayores datos (el<br />
caso de la madre). Es necesario entonces llevar adelante un proceso previo<br />
a entrevistar al niño, que consiste en lo que se denomina evaluación de la<br />
sospecha. Para ello, se le pide al adulto que haga un trabajo de rastreo en el<br />
tiempo buscando elementos que puedan ser significativos a la luz de esta<br />
sospecha. Se hace un pormenorizado estudio de la historia del niño y de sus<br />
circunstancias de vida actuales, así como de posibles síntomas, reacciones,<br />
conductas, estados emocionales, u otros comentarios o relatos que pudieran<br />
apoyar esta sospecha, estar en línea con ella. Se indagan con mucho detalle<br />
costumbres de higiene, personas que cuidan al niño, momentos claves —<br />
como la hora de irse a dormir o bañarse— y si hay otras historias de abusos<br />
<strong>sexual</strong>es en la familia, ya sean actuales o históricas.<br />
Es importante hacer una cronología de los datos obtenidos en la entrevista<br />
respecto de la sospecha, así como de los síntomas que fueron apareciendo,<br />
e indagar también la posibilidad de que estos últimos pudieran estar relacio-