Revista Central

MEDIO AMBIENTE
impacto en este tema. Esto causó un
optimismo mundial en cuanto a la
posibilidad de que estos objetivos
fueran cumplidos por la comunidad
internacional. Sin embargo, no fue
así.
Se demoró la adhesión de las grandes
potencias y así, esta ilusión, se fue
desvaneciendo hasta que se empezaron
a conocer estudios cientícos,
sobretodo en la última década, donde
se mostraba claramente que las
emisiones de CO² no habían disminuido
y que los cambios climáticos
comenzaban a expresarse claramente
en diferentes formas. Temperaturas
extremas, sequias e inundaciones sin
precedentes, tormentas más fuertes
de lo normal y cambios notables en la
geografía de los casquetes polares
nos aseguran que vamos mal. Todo
esto llevó a que fuera necesaria la
organización de una importante
reunión en la ciudad de París a
mediados de diciembre de 2015
donde se celebraron nuevos compromisos.
Así nace el Acuerdo de París que nos
rige en metas de baja de emisiones, el
cual la Argentina ha rmado. Por lo
cual, estamos obligados a cumplirlo.
Además, como el acuerdo se rmó el
día 12 de diciembre del 2015, estuvieron
presentes, tanto funcionarios del
anterior gobierno nacional como del
actual.
Los objetivos de París
2015-2020
El objetivo principal de este evento
es mantener el aumento de la
temperatura de este siglo muy por
debajo de los 2 grados centígrados e
impulsar los esfuerzos para limitar el
aumento de la temperatura incluso
más, por debajo de 1,5 gados centígrados
sobre los niveles preindustriales.
También se acordaron apoyos
nancieros para poder aumentar las
habilidades técnicas para cumplir
estos objetivos. Asimismo, se acordó
que, dada lo grave de la situación,
estos objetivos fueran evaluados en
2019.
Ya en estos días distintos cientícos
dejaron en claro que las metas no se
cumplirán y que esto tendrá consecuencias
serias. Pero, además, hay
algunos temas que me parecen
fundamentales tener en cuenta.
Uno es la política Trump de desconocimiento
de este fenómeno (demostrado
desde sus discursos electorales).
Conocido es, dada las características
industriales y de consumo, el
peso de Estados Unidos en esta
cuestión. En los últimos meses con
salirse directamente de este acuerdo.
Otro es la guerra comercial entre
China y Estados Unidos, cuyas
características tienen que ver con
aumentar producciones y bajar
costos. Esto, obviamente, marca una
tendencia contraria a los objetivos de
París. Al respecto, un nuevo dato que
resulta preocupante se ha sumado
cerca de nosotros. La victoria de Jair
Bolsonaro en Brasil suma otro líder
en la región al cual esta problemática
le es indiferente pero con un agravante:
el Amazonas está en Brasil. El
mayor pulmón verde del mundo
puede quedar a merced de las
políticas de este personaje, cuanto
menos, preocupante.
Por eso, para que no sea todo
pesimismo, hablemos de algunos
buenos alumnos del Acuerdo de
París. Algunos países nórdicos
llegarán, sin duda, al 2020 habiendo
reconvertido su matriz energética a
energías renovables. Alemania va en
el mismo sentido. Y un caso para
tener en cuenta es China. Este gigante
de 1500 millones de habitantes, y que
produce un porcentaje enorme de los
bienes de consumo de los que se
fabrica en el mundo, venía con un
atraso enorme hasta hace unas
décadas. Niveles de contaminación
terribles y poblaciones expuestas a
peligros de salud casi medievales.
Hoy el proceso de reconversión es
abrumador. A comienzos de 2017
anunció que invertiría 360.000
millones de dólares en energías
renovables para el 2020 y descartó
construir mas plantas energéticas a
carbón. Y otro dato alentador: para el
2025, China podría representar hasta
un 28 por ciento de la demanda
mundial de energía y Estados Unidos
solo un 12.
Es en este contexto que pasa en
nuestra querida, y a veces desopilante
Argentina, donde estamos de
festejo hace bastante con el descubrimiento
del enorme yacimiento de
petróleo de Vaca Muerta. El segundo
a nivel mundial. Pero, ¿lo habremos
descubierto tarde? Todos dejan el
petróleo y ahora nosotros tendremos
mucho. Nuestra actual matriz de
energías renovables no llega al 2 por
ciento. Será hora de dejar de mirarnos
el ombligo y a lo Gago, levantar la
cabeza y ver bien donde están el
resto de los jugadores y como vienen
el partido.
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