Revista Central

MUNDO FREUD
Ella llegó a tener muchos miles de casos
registrados sobre pacientes en fases
terminales. Más allá de lo médico,
presenció incontables casos de
personas que, habiendo estado en
situación de muerte, volvieron a la vida
y relataron historias muy similares. De
la luz y de encuentros con seres
queridos, sintiendo una gran paz, etc.
Personas que podían recordar lo que
había pasado en ese momento en que
se los dio por muertos, que recordaban
con precisión hechos que ocurrieron
mientras estaban fallecidos. No es la
única, muchas personas han investigado
después de ella este fenómeno y
cuentan cosas muy similares. Sin
embargo, nuevos estudios plantean que
la muerte cerebral se da después de la
muerte detectable clínicamente. Y que,
por lo tanto, no hubo una entrada a la
muerte total y que de ello devienen
estas imágenes y sensaciones. Otros
han reportado situaciones parecidas
bajo entrenamiento en máquinas
centrífugas que intentan generar niveles
de presión para entrenar aviadores y
astronautas. Sin embargo, la Dra. K.
Ross tiene casos testicados de
personas que han podido contar
experiencias extracorporales con
detalle visual y sonoro de lo que pasó
siendo…¡ciegas! Y esto abre un nuevo
capítulo.
El aporte de las neurociencias
Otro aporte, en el sentido de la muerte
física, cerebral o mental, lo brinda una
teoría de la neurología. La de la mente
autoconsciente del célebre neurólogo
Sir John Eccles. Plantea que la mente
nace del cerebro pero que luego toma
autonomía propia. Por lo tanto, más allá
del cerebro, hay una conciencia propia
de cada humano que subsistiría a la
muerte clínica y cerebral, inclusive. En
este sentido, ¿habría una vida mental
más allá de la muerte? Pues, en esta
teoría se asume esta posibilidad. Este
autor, no sólo es un reconocido
neurólogo, sino un Premio Nobel. Como
se ve, no es el delirio de algún desconocido
buscando fama.
La mirada de las vidas pasadas
Finalmente, las vidas pasadas. Hay
reportes de antropólogos que encuentran
un fenómeno repetido: el de
individuos que recuerdan su pasado
nítidamente. Hay casos registrados
donde personas pueden reconocer
lugares y personas de su vida anterior
sin equivocarse. Un caso famoso
ocurrió en la India cuando una niña
reconoció, en un salón reunido a tal n,
a todos los que estaban en esa habitación,
su propia foto de su vida anterior
y detalles de esa vida y esa historia.
Hay muchos reportes en el mundo
sobre este fenómeno. Uno que llamó mi
atención es el de Hans Eysenck. Este
psicólogo experimentalista, riguroso,
posee una visión muy material y
matemática de la psicología, que, sin
embargo, cuando entró a investigar en
este terreno, describió e este fenómeno
como un hecho existente. En su libro
“Psicología de lo paranormal”, habla
sobre las capacidades de percepción
extrasensorial de manera dura y asume
su facticidad, es decir, su existencia,
entre ellas, los reportes de las vidas
pasadas.
Brian Weiss, psiquiatra biologista,
termina siendo quien, en tiempos
recientes, ha vuelto con el tema de las
vidas pasadas y ha propuesta una
terapia que se basa en ellas para
entender lo que le ocurre a algunos
pacientes. Lo llamativo es que Weiss era
un psiquiatra biologista, materialista y
reconocido. Es difícil pensar que
alguien en su lugar arrojara por la borda
su carrera profesional por una mentira
conveniente, comercialmente hablando.
Como se puede observar, varias líneas,
tímidas aún, pero que vienen de la
mano de la ciencia médica, plantean la
vida más allá de la muerte en sentidos
diversos, pero coincidentes que tal
fenómeno existe o bien podría existir.
Lo que más asombra y emociona de
estos reportes, es que no son un aporte
de Hollywood o de la ciencia cción, no
es un planteo de manochantas,
quiromantes o gurúes new age queriendo
robar algunos pesos, no es sugestión
y palabrerío. Son informes y teorías que
vienen de la ciencia y que han pasado
testeos rigurosos, al menos lo más
riguroso posible en un campo difícil de
probar.
Finalmente, está el tema de la conciencia.
¿Hay muerte de la conciencia? ¿Hay
una muerte de lo que llamamos Yo?
Este es el gran interrogante que
intentan responder estos hallazgos. En
este sentido, hay un camino nuevo de
exploración a la no muerte de la
conciencia o a la vida de ella tras la
muerte física que viene de la mano de la
inteligencia articial. Hay investigadores
de esta área que piensan que las
máquinas podrán tomar conciencia de
ellas, ser autoconscientes como los
humanos e, incluso, yendo más allá de
ello, hay quienes arman que sería
posible lograr generar que nuestra
conciencia quede registrada en un
artefacto articial. Con ello, podríamos
hacer una réplica de nuestra autoconciencia
que fuera de nuestro cuerpo sea
pura mente, articial claro, pero
sentida. ¿Le recuerda a la película
Matrix? Exacto, algo parecido.
Este maravilloso tema aún no tiene
fondo y quién sabe si lo tendrá mientras
la ciencia avanza más allá de la religión
y la metafísica para dar su presente al,
tal vez, tópico más relevante de la
existencia humana.
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