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Sobre la teoria de la relatividad - Albert Einstein

El presente librito pretende dar una idea lo más exacta posible de la teoría de la relatividad, pensando en aquellos que, sin dominar el aparato matemático de la física teórica, tienen interés en la teoría desde el punto de vista científico o filosófico general. La lectura exige una formación de bachillerato aproximadamente y -pese a la brevedad del librito- no poca paciencia y voluntad por parte del lector.

El presente librito pretende dar una idea lo más exacta posible de la teoría de la
relatividad, pensando en aquellos que, sin dominar el aparato matemático de la
física teórica, tienen interés en la teoría desde el punto de vista científico o filosófico
general. La lectura exige una formación de bachillerato aproximadamente y -pese a
la brevedad del librito- no poca paciencia y voluntad por parte del lector.

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<strong>Sobre</strong> <strong>la</strong> Teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> Re<strong>la</strong>tividad… www.librosmaravillosos.com <strong>Albert</strong> <strong>Einstein</strong><br />

construcción reticu<strong>la</strong>r sobre <strong>la</strong> mesa que contemp<strong>la</strong>mos en epígrafe 24. El mundo <strong>de</strong><br />

estos seres es, en contraposición al nuestro, espacialmente bidimensional, pero, al<br />

igual que el nuestro, <strong>de</strong> extensión infinita. En él tienen cabida infinitos cuadrados<br />

iguales construidos con varil<strong>la</strong>s, es <strong>de</strong>cir, su volumen (superficie) es infinito. Si<br />

estos seres dicen que su mundo es «p<strong>la</strong>no», no <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> tener sentido su<br />

afirmación, a saber, el sentido <strong>de</strong> que con sus varil<strong>la</strong>s se pue<strong>de</strong>n realizar <strong>la</strong>s<br />

construcciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> geometría euclidiana <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>no, representando cada varil<strong>la</strong><br />

siempre el mismo segmento, in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> su posición.<br />

Volvamos ahora a imaginarnos un suceso bidimensional, pero no en un p<strong>la</strong>no, sino<br />

en una superficie esférica. Los seres p<strong>la</strong>nos, junto con sus reg<strong>la</strong>s <strong>de</strong> medida y<br />

<strong>de</strong>más objetos, yacen exactamente en esta superficie y no pue<strong>de</strong>n abandonar<strong>la</strong>;<br />

todo su mundo perceptivo se extien<strong>de</strong> única y exclusivamente a <strong>la</strong> superficie<br />

esférica. Estos seres ¿podrán <strong>de</strong>cir que <strong>la</strong> geometría <strong>de</strong> su mundo es una geometría<br />

euclidiana bidimensional y consi<strong>de</strong>rar que sus varil<strong>la</strong>s son una realización <strong>de</strong>l<br />

«segmento»? No pue<strong>de</strong>n, porque al intentar materializar una recta obtendrán una<br />

curva, que nosotros, seres «tridimensionales», l<strong>la</strong>mamos círculo máximo, es <strong>de</strong>cir,<br />

una línea cerrada <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminada longitud finita que se pue<strong>de</strong> medir con una varil<strong>la</strong>.<br />

Este mundo tiene asimismo una superficie finita que se pue<strong>de</strong> comparar con <strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

un cuadrado construido con varil<strong>la</strong>s. El gran encanto que <strong>de</strong>para el sumergirse en<br />

esta reflexión resi<strong>de</strong> en percatarse <strong>de</strong> lo siguiente: el mundo <strong>de</strong> estos seres es finito<br />

y sin embargo no tiene límites.<br />

Ahora bien, los seres esféricos no necesitan empren<strong>de</strong>r un viaje por el mundo para<br />

advertir que no habitan en un mundo euclidiano, <strong>de</strong> lo cual pue<strong>de</strong>n convencerse en<br />

cualquier trozo no <strong>de</strong>masiado pequeño <strong>de</strong> <strong>la</strong> esfera. Basta con que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto,<br />

tracen «segmentos rectos» (arcos <strong>de</strong> circunferencia, si lo juzgamos<br />

tridimensionalmente) <strong>de</strong> igual longitud en todas direcciones. La unión <strong>de</strong> los<br />

extremos libres <strong>de</strong> estos segmentos <strong>la</strong> l<strong>la</strong>marán «circunferencia». La razón entre el<br />

perímetro <strong>de</strong> <strong>la</strong> circunferencia, medido con una varil<strong>la</strong>, y el diámetro medido con <strong>la</strong><br />

misma varil<strong>la</strong> es igual, según <strong>la</strong> geometría euclidiana <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>no, a una constante π<br />

que es in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l diámetro <strong>de</strong> <strong>la</strong> circunferencia. <strong>Sobre</strong> <strong>la</strong> superficie esférica,<br />

nuestros seres hal<strong>la</strong>rían para esta razón el valor<br />

70<br />

Preparado por Patricio Barros

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