La Sirena Varada: Año III, Número 15

Desde el desván del viejo teatro C’est la
vie, un títere abandonado mira por la ventana
perderse el ultimo rayo de sol por entre
las humeantes chimeneas fabriles.
Día a día sus únicas visitas son polillas
y arañas, que devoran su cara y manos
antes finamente talladas.
Mientras una gota de humedad recorre
su nariz, ¡grita! Grita inerme sin que se
mueva su boca, grita en silencio al vació.
Pero en las noches no desfallece,
sino que sueña.
Piensa en venganza y espera que algún
día alguien mueva sus hilos de nuevo.
Giovanni Vázquez
Entonces ahí estaba yo, sentado en la
banqueta, viendo su mirada penetrante
mientras riega su jardín, si es que
así se le puede llamar a ese pedazo de
tierra seca. Como sea, desde que me
mude a este barrio, he visto que mi vecino
tiene costumbres bastante extrañas,
como ponerse a cocinar a media
noche comida con olor desagradable,
hablar con fotografías de su casa, pero
lo más extraño sucede cuando alguien
se acerca a su porche, es como si el notara
inmediatamente la presencia de
alguien y lo mirara a través de la ventana.
¿Qué por qué es raro?...
Pris Fig
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