La Sirena Varada: Año III, Número 15
El decimoquinto número de La sirena varada: Revista literaria
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de fuego, y empezó a ascender a la<br />
vista de todos. Fue subiendo despacio<br />
hasta convertirse en un pequeño punto<br />
y luego desapareció en el cielo.<br />
Tras la desaparición, los aldeanos<br />
respiraron aliviados. Paulatinamente<br />
empezaron a regresar los animales a<br />
los bosques, las cosechas a recuperarse<br />
y no desapareció ninguna oveja más.<br />
Habían regresado a la normalidad y<br />
nunca volvieron a ver al Hogr.<br />
Finalizada la gestación, las mujeres<br />
empezaron a alumbrar niños con unas<br />
características, que jamás, nadie había<br />
visto hasta entonces. Todos los recién<br />
nacidos tenían el color de los ojos, azules<br />
o verdes. Además, al nacer, pesaban<br />
el doble de lo normal.<br />
Los hombres de la aldea en edad<br />
casadera, decidieron adoptarlos bajo<br />
sus propios nombres, creándose así<br />
nuevas clanes familiares en el valle.<br />
Desde ese día, a los individuos de esa<br />
generación empezaron a llamarlos<br />
vikingos, por su inusitada fuerza, el<br />
coraje y la ferocidad que demostraban<br />
en las batallas y sobre todo por el<br />
particular color de sus ojos. También<br />
comían el doble que los demás debido<br />
a su gran tamaño…<br />
El resto de su historia es bien conocido,<br />
no solo llegaron a dominar toda<br />
la península si no que fueron capaces,<br />
tras construir inmensas flotas de barcos,<br />
de llegar a los países y costas hasta<br />
ese momento inaccesibles.<br />
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