REVISTA PESCA DICIEMBRE 2019
Revista informativa sobre temas del mar y la pesca
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lógica estadounidense mostraban que la productividad
oceánica, evaluada en función de la clorofila concentrada
en la superficie marina, podía ser superior a la productividad
de los ecosistemas terrestres. Esto hizo suponer
que el fitoplancton era el gran oxigenador del planeta.
La hipótesis fue confirmada en 2015 por el proyecto internacional
Tara Oceans, cuyos resultados concluyeron
que el fitoplancton genera al menos la mitad del oxígeno
que respiramos (unos 270 000 millones de toneladas
al año) y transfiere unas 10 gigatoneladas de carbono
de la atmósfera a las profundidades del océano
cada año.
Esto resulta esencial para mantener la vida sobre la Tierra
y mitigar los efectos del cambio climático.
Fitoplancton en los océanos
El fitoplancton posee clorofila, el pigmento que hace posible
la fotosíntesis. Además de esto, sirve como alimento
al zooplancton, que a su vez alimenta a otros animales
marinos. Miles de millones de plantas microscópicas
que habitan el seno de los océanos realizan su ciclo de
renovación y muerte en apenas unos días.
Ese infinito universo que nace y muere continuamente,
el fitoplancton, es la bomba que produce la mayor parte
del O2 que respiramos. Pero, además de absorber la luz
y de liberar O2, la clorofila permite a estas minúsculas
plantas retirar el CO2 disuelto para fijarlo, en forma de
carbohidratos, a sus estructuras biológicas.
Ahí reside el papel crucial del fitoplancton en el ciclo del
carbono y, como consecuencia, en su colosal capacidad
para purificar el aire. Gracias a la fotosíntesis, el fitoplancton
consume CO₂ a una escala equivalente a los
ecosistemas terrestres.
Se calcula que cada año incorpora entre 45 y 50 millones
de toneladas de carbono inorgánico. Las plantas terrestres
incorporan unos 52 millones de toneladas de carbono
al año, pero este regresa a la atmósfera a corto o
medio plazo. Cuando el fitoplancton muere, parte del
carbono captado cae a las profundidades del océano.
Todos los organismos vivos de la zona fótica se hunden
cuando mueren, por lo que existe una constante lluvia
de materia orgánica hacia aguas más profundas. Los nutrientes
son devueltos a las capas superiores del agua,
sobre todo en lugares donde hay fuertes corrientes ascendentes
debido a la topografía del fondo y a los patrones
de las corrientes oceánicas.
Un fabricante de oxígeno muy lento
El 85% de la materia orgánica creada cada año por el
fitoplancton se recicla entre los organismos que viven en
las aguas iluminadas, mientras que 15% restante se
pierde en las profundidades del océano.
Allí, donde los microorganismos han eliminado el oxígeno
del agua, los restos de materia orgánica permanecen
enterrados en condiciones anaeróbicas. Esta materia vegetal
sepultada en el fondo del océano es la fuente del
petróleo y el gas.
Solo una pequeña fracción, alrededor de la milésima parte
de la fotosíntesis a nivel mundial, escapa a los procesos
descritos y se agrega al oxígeno atmosférico.
Pero desde la aparición de las cianobacterias, los primeros
organismos fotosintéticos, hace entre 3 500 y 3 800
millones de años, el oxígeno residual dejado por el pequeño
desequilibrio entre crecimiento y descomposición
se ha acumulado para formar el depósito de oxígeno respirable
del que depende toda la vida y cuyo volumen representa
un 21% del total de la atmósfera.
Por eso, aunque la fotosíntesis sea, en última instancia,
responsable del oxígeno respirable, solo una pequeña
fracción del crecimiento vegetal se añade cada año al
almacenamiento de oxígeno atmosférico. Incluso si toda
la materia orgánica terrestre se quemara a la vez, se
consumiría menos del 1% del oxígeno disponible en el
mundo.
¿Cómo es posible que la masa de fitoplancton no se agote
si la biomasa de organismos que lo depredan es bastante
superior?
El balance se compensa con una elevada tasa de renovación.
La alta tasa de reproducción del fitoplancton hace
que sus poblaciones se renueven más rápidamente de lo
que son consumidas.
Un tiburón ballena que se alimenta de millones de estas
pequeñas células fotosintéticas solo es capaz de parir
una cría al año. En cambio, una diatomea es capaz de
generar cada día un millón de descendientes. De esta
forma, las cuentas del equilibrio de la vida sí cuadran.
Fuente
https://www.ambientum.com/ambientum/medio-natural/
los-oceanos-producen-el-oxigeno-que-respiramos.asp
Revista Pesca diciembre 2019 12